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30 de julio de 2008

De pañoletas y sonrisas

Ancor Domínguez
Canario con corazón cubano.


Un niño en La Habana es mucho más niño que cualquier niño de cualquier otra ciudad del mundo. Un niño en La Habana es un niño de verdad. De verdad, como esa verdad que dicen los niños, que dicen que es limpia, al contrario que La Habana.

Un niño en La Habana convive desde siempre con el ruido. Ese ruido cubano que es alegre, estridente, sonoro. Es un ruido de carcajada, un ruido de lata y maraca, de grito desde un balcón. Hasta el más blanco silencio se mancha del sonido de los aires enlatados. Benditas máquinas con caracteres cirílicos en las que solo la experiencia actúa a modo de manual de instrucciones. Y hasta ese silencio ruidoso del que te percatas cuando apagas el aire acondicionado, hasta ese ruido silencioso es silencio en La Habana.

Y el chama camina por un Vedado soleado, mientras se acerca a su nariz un olor mixturado entre petróleo y mar, húmedo y cálido. Tan familiar como la pañoleta que descansa sobre sus hombros. Su armadura se ve completada con un pantaloncito corto y un andar vacilón. Y él sonríe. Porque sí. No hay otra razón más verdadera. Entre bustos de Martí y consignas que no llega a comprender anhela el momento en que una sirena libera a sus hombros del peso de la tela. Vuelve sobre sus pies, con el mismo tumbao y la misma sonrisa.

Con los ojos abiertos, y sin pestañear, sueña despierto. Sueña que algún día será pelotero. Se imagina vestido de José Canseco. Bateando cada uno de sus miedos y los de su papá. Y allí en Paseo, entre tercera y quinta, los niños juegan con total seriedad. En cada carrera vuela una ilusión, en cada pelota un deseo... Un palo a modo de bate, una lata de Cachito a modo de bola, sin uniformes ni guantes,... pero la gorra, la gorra sí, la de José Canseco.

En esas tardes de sudor el niño habanero forja a fuego lento la amistad de los que siempre estarán ahí. Unos por lealtad y... todos por obligación. Y aunque la canción diga que “nadie quiere a nadie” lo cierto es que esa familia de la calle es sólida. Mucho más que otras de sangre, de leche o de ron.

El relajo alborotado vacilando a las niñas en las aceras. La odisea de acompañar a tu padrino a resolver algo de hielo para la fiesta de 15 de Arismara. El trago amargo cuando suena Paulito y tú no sabes dar un paso (la excusa es que los deportistas no bailan). Idas y venidas a la bodega con tu mamá y sus rulos...

Y cada día una aventura nueva. Una noticia de la Yuma. Una queja contenida de algún mayor. Manifestaciones, banderas y vítores. Efemérides rebuscadas, mesas redondas y apagones. Por suerte siempre queda el Malecón. Reducto de bohemios y románticos e inspiración de muchos artistas. También el mejor ático con vistas al mar de alguna pareja de enamorados. Y cómo no, la vía de escape espiritual de todo habanero.

El niño ha llegado a amarlo por costumbre. Siempre ha estado ahí, tan duro y a la vez tan frágil. Legendario, casi místico. Él lo mira con fascinación y ternura sin saber que algún día, sin tener razón, llegará a odiarlo. Sus sueños tendrán que aprender a nadar y esa barrera marina lo apartará del derecho de ser libre.

El tiempo pasa y el niño crece. Sus pañoletas mutan de color; pero nada más cambia. Mismo ruido, mismo olor, mismo sol. Hasta la mesa sigue siendo redonda pero, por suerte, el malecón y su sonrisa siguen estando ahí.

Imborrables y atemporales, pero cada día también con más olas encima. Y es por eso que sus ojos abiertos al sueño cada día se van cerrando más hacia la realidad. Sus batazos llegan cada vez menos lejos. Sus carreras son más cortas y, con los brazos caídos, se va dando cuenta de que esto tiene poco de divertido y poco de juego.

Dicen que uno se convierte en adulto cuando empieza a tomar sus propias decisiones. Pues el niño debe decidir y decide despertar. Transitoriamente desconcertado como al que empujan de la cama, se planta en un mundo que gira muy rápido, y al que debe subir en marcha.

Ya la sonrisa forma parte de la inercia, de la velocidad adquirida en tantos años de ilusionados paseos por Paseo. Redundantes caminatas con la pañoleta a cuestas. Pero ahora ya no hay uniforme. Lo único que le iguala con sus compañeros es el reflejo resplandeciente de sus dentaduras. Mueca agridulce que recuerda que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Las sirenas también cambian de color. Ahora son azules, e indican que hay que acelerar el paso. No tiene tiempo de preguntarse el por qué de muchísimas cosas que no entiende, porque la jornada laboral que hará su vida más digna dura 24 horas. Sube, baja, camina, corre, habla, convence, suda, sonríe, ama, odia, bebe, anhela,...

Ansía poder “afeitar su futuro”. Rasurar de su memoria tanta barba que a diario le hace sudar más de lo habitual. Quiso aprender a bailar y aprendió a (sobre)vivir. Sin maestros. O mejor dicho, con infinidad de maestros. En un país tan paradójicamente ruidoso que al que grita le apagan la voz. En un país tan libre que no está permitido ser feliz, pero sí sonreír, cuanto más, mejor.

Y el niño hecho hombre proyecta sus ilusiones infantiles en su hijo. Lo ve caminar con la pañoleta a cuestas, dispuesto a dar el lado bueno y a batear más duro que nadie. Así, mientras lo viste para la escuela, regresa a su barrio, sus amigos, su pelota, su gorra. Evita soltar una lágrima mientras lo escucha decir: “¡Pipo, algún día seré el mejor pelotero de la isla!”

Un hombre en La Habana es más hombre que cualquier hombre de cualquier otra ciudad del mundo. Es un hombre de verdad. Porque cuanto más intentan que sea menos hombre,... más sonríe.

11 comentarios:

  1. ...Y no sólo en La Habana, en Cuba entera. Buenísima imagen y buenísimo texto del isleño.

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  2. Me parece una descripción muy poética, a la vez que realista, del niño cubano y su entorno. Con pinceladas delicadas de protesta sutil y crítica respetuosa, pero siempre constructiva. Tal vez una apreciación personal del autor que ha recurrido a los apuntes que escribió en su corazón durante sus viajes a Cuba, con mucho contenido emotivo y cariño a la isla y a su sociedad. También a sus valores culturales y a la esencia humana de un buen cubano. Una conclusión final sabia y animosa.

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  3. Estoy deacuerdo con los comentarios anteriores..
    Tan sólo añadir que: amigo no sabía que tuvieras una vena poética, y mucho menos que pudieras describir tan bien una realidad de una forma sútil y tan precisa.
    Sabes usar las palabras idóneas para transmitir tus pensamientos, escribes con cariño y admiración.

    Bstos.

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  4. Un sueño hecho realidad, una ilusión..Ancor tu corazón ha hecho que hagas relatos tan bonitos como este, porque estos relatos son especiales como tú, y son especiales porque los haces con el corazón con ese corazón de cubano tan grande que tienes. Sigue escribiendo!

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  5. Ancor, enhorabuena por tu trabajo, por como lo vives y como lo cuentas.
    Sigue escribiendo, creando y muchas gracias por compartirlo.
    Un abrazo

    Carlos Martinez

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  6. ...acabo de viajar unos minutos a las calles de la habana desde mi cuarto a traves de las palabras de Ancor...creo k ese es el fin de cada escritor,enhorabuena! y por favor no dejes de escribir y compartir...gracias muaks

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  7. En una ocasión, te dije que me parecías una persona muy inteligente. Hoy, al descubrir este blog, te he descubierto también a tí... por lo menos, de una manera que yo desconocía. He de reconocer que me he llevado una grata sorpresa aunque, a la vez, confirmo las palabras que te dije un día: sólo alguien con la cabeza y el corazón bien amueblados puede escribir así. Sigue regalando tus palabras... y tu sonrisa. Un beso.

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  8. COMO SE VE K AKI NO TE CONOCEN...... ESTE TIO ES LA PERSONA MAS BASURA QUE SE EXISTE... ANCOR DOMINGUEZ ES LA PEOR PERSONA K CONOZCO.... UN SINVERGUENZA.... SIN CORAZÓN.... A KIEN LE COPIASTE EL TEXTO BASURILLA???? TU LO UNIKO CUBANO K TIENES ES K METES LA POLLA EN TODAS PARTES... K LE ACES DAÑO A MONTON DE GENTE... K TE INVENTAS SMS K NO EXISTEN... K ROMPES LAS RELACIONES DE OTROS POR ENVIDIA Y CELOS.... K TUS AMIGOS T VAN DEJANDO CUANDO DESCUBREN KIEN ERES REALMENTE... ERES UN "PAYASO" K KIERE APARENTAR SER BUENA PERSONA.... CUANDO ERES LO MAS MIERDA DEL MUNDO.... FALSO FALSO FALSO FALSO...K TE DEN HIJO DE...

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  9. Es triste pero es verdad... no vale nada como persona.

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  10. Ancor gracias por esas palabras...Gracias por tener presente mi pais y hasta mis 15...Besos hermoso :)

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