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2 de febrero de 2011

La cartomántica. (Video y relato)

El Barba y Silvio Rodríguez: La cartomántica

Por Marta Tapia

El día que visitó a la cartomántica, lo hizo con la plena convicción de quién quiere divertirse sin tomar nada en serio, a fin de cuentas, nada tenía que perder.

La creencia de sus amigas, que tanto alababan lo certero de las predicciones y la profesionalidad de la gitana, para ella, no era más que pura coincidencia y habladurías.

Haría como ellas; que contaban, con cierto tono misterioso, cómo la mujer, entre el humo del tabaco y observando a través de un vaso lleno de agua, les hablaba del pasado y del futuro.

Seguro, se trataba de pura invención, historias que nada tienen que ver con la realidad. Todo por cinco pesos o 20 penys; ese era el precio del alimento para la imaginación de aquellos que abrigan la esperanza de un mañana próspero y feliz en medio de una vida llena de sinsabores.

Sin embargo, al salir de aquella visita, unas palabras de la gitana, quedaron impresas con tal fuerza en su mente, que no las pudo olvidar, y fueron aquellas que se referían a “un insólito viaje a lo desconocido”.

Aunque, por su desarrollo cultural, no diera crédito a ninguna de esas cosas, no pudo detener la reacción en cadena que se produjo a partir del anuncio de “un viaje”.

Pensaba, si estaría relacionado con la Reclamación de la Nacionalidad Española de su padre, y dando rienda suelta a su poder de ensoñación, cerraba los ojos y se veía paseando por una plaza empedrada, con una antigua fuente central rodeada de viejos palacios de paredes de piedra, desgastadas por el tiempo con helechos trepadores y ventanales encerrados por verjas corrugadas por el óxido de los siglos.

Por otra parte, también pensó, que podía tratarse de una visita a sus familiares emigrantes desde los 60’ y que vivían en la moderna y soleada ciudad de Miami. Entonces, su mente voló hacia allá y repentinamente se sintió acariciada por la suave brisa marina de una limpia playa rodeada de enormes edificios, disfrutando con sus calobares y la suave bata de algodón estampado que llevaba sobre la trusa, se vio tumbada sobre una hamaca y bebiendo un refrescante cóctel acompañado de un delicioso entremés de jamón, queso y aceitunas, algo que no degustaba desde hacía más de 15 años.

Sintió con tal fuerza el olor del mar y el tacto del aire sobre sus sentidos, que abrió los ojos sobresaltada llamándose a sí misma estúpida y regañándose frente al espejo del baño, en voz alta, dijo:

"Caíste como todo el mundo, tú que te creías inteligente, moderada y nunca te habías dejado manipular por fantasías absurdas. ¡Ves, bien lo decían los curas cuando ibas a la iglesia, no puedes dejarte tentar o caes en las garras del Diablo! Lo mismo sucedió con el cigarrillo, ¿Cuánto te costó dejarlo, ¡Eh!? No tenías que ir a consultarte con esa bruja , nunca; como tampoco debiste aprender a fumar nunca, y todo siempre por estar a la par de tus amigas.”

Pasadas unas semanas, continuaba martillándole la idea del viaje y ya, hasta quería dominar el tiempo y adelantar aquello que le había dicho la cartomántica:-“En un futuro no lejano, darás un viaje insólito a lo desconocido

Sí, el futuro no lejano, tiene que ser este mismo año, -pensaba- porque si es para el año que viene, o más allá, me moriré de ansiedad pensando ¿dónde, cómo, cuándo será? Por lo que necesitaba, cada vez con más vehemencia que si lo dicho iba a ser cierto, que fuera ya ; pero según pasaban los días, a su inquietante curiosidad se sumó una angustia mortífera:

¿Estaría hablándome de forma metafórica, como lo hacen ellas , de la muerte?,¿Será que me queda poco? ¡Dios me libre! ¡Solavaya! ,- esto último lo pronunció en voz alta, saliendo del ensimismamiento en que había caído mientras planchaba.

Cuando llegó del trabajo aquel lunes horripilante en que después de terminar con lo suyo, había tenido que pasar a máquina unos informes y actas que el jefe le pidiera de favor, para entregarlos el miércoles, porque la secretaria había salido de vacaciones y no tenía a nadie más que supiera hacerlo bien, estaba tan cansada que no advirtió un papelito que le habían dejado por debajo de la puerta ; el colmo fue, cuando tuvo que bañarse con un cubo de agua fría y con una vela porque había llegado a la hora del apagón y la bombona de gas se había terminado.- ¡Que salación la mía, bueno no, la del cubano! ¡Hasta cuando, caballero, hasta cuándo! –¡Cachita, dame paciencia, Santica¡- como andaba descalza, pisó el papelito y lo recogió ,exclamando: -¡Me cago en la que canta y no pone, una citación de las MTT! (Milicias de Tropas Territoriales) .

Preséntese el próximo sábado de completo uniforme con mochila equipada para movilización por una semana. LUGAR: Plaza Roja, Municipio 10 De Octubre,

HORA: 6:00 A.m._rezaba el papel.

Se trataba de un concentrado militar, ya estaba acostumbrada a cosas así, por lo que se motorizó, sacó su ropa de trabajo productivo, el uniforme de las milicias, las botas, la manta, el nylon de taparse, etc.,comenzó a separar lo que era de lavar y luego se preparó algo de comer para dormirse en un santiamén.

A las 6 de la mañana del sábado señalado en la citación y de completo uniforme con su mochila a la espalda, se presentó en La Plaza Roja, una pequeña plazoleta a la entrada del antiguo Preuniversitario de la Barriada de La Víbora, en donde Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de La Patria, da espaldas a los estudiantes que cada mañana durante años acudieron a clases de bachillerato y que ahora, estaba solo en su pedestal con la placa de bronce arrancada y la nariz rota. Desde allí, partieron dos camiones con una veintena de movilizados hacia donde se realizaría el ejercicio militar.

-¿Pero, no es una movilización de una semana?-Preguntó desconcertada tras escuchar comentarios de que todo se terminaría temprano.

-No, es sólo un ejercicio que durará todo el día, hasta las 6 p.m.;lo de traer ropa , es para hacernos creer en una movilización, ¿Tú sabes?, eso forma parte del ejercicio-Le dijo una compañera de asiento, que parecía bien informada

-Sí, si, ya sé, -Respondió suspirando.

Llegaron a una elevación de un barrio aledaño y se dio la orden de que se bajaran de los camiones. Después de formar el pelotón con 3 escuadras de 7 milicianos y realizar algunos ejercicios de infantería, el capitán que dirigía aquello les informó que bajarían a los túneles construidos para la “Guerra de todo el Pueblo” y harían limpieza con acondicionamiento de los locales existentes bajo tierra.

Levantaron unas tapas de concreto que estaban camufladas y descendieron por unas escaleras adosadas a las paredes algo estrechas, de escuadra en escuadra, ordenadamente.

Unos quince metros de profundidad según sus cálculos; comenzó a sentir un repulsivo olor a humedad que le hizo pensar en el cementerio y sintió nauseas, pero, inmediatamente borró esta idea y la sustituyó por la del jardín de su casa con sus begonias, frescuras y malangas, lo cual la fue calmando.

Quedó maravillada al descubrir que existía un lugar así, con amplios túneles que en sus recodos se ensanchaban dando lugar a salas donde se habilitaran hospitalitos, escuelas, cines o teatros, comedores y dormitorios con capacidad para decenas de personas. Siguieron caminando adentrándose en aquella red de pasadizos dividiéndose en parejas, pero ella, se había despistado quizás deslumbrada por las vueltas que daban aquellas laberínticas estructuras todas iluminadas por lámparas fluorescentes, de paredes blanqueadas por la cal y con aquel olor a moho que le daban un cierto sentido de irrealidad.

Se separó del grupo inconscientemente y fue tanto lo que caminó llevada por su curiosidad y su propia fantasía, que hubo un momento en que comprendió que se había perdido; comenzó a retroceder, pero no sabia exactamente por cual vía tomar.

Intentó tres veces y en ninguna tuvo suerte. Había perdido el grupo y sabía que no podía perder los nervios. Gritó a todo pecho y sólo recibió el eco. Vislumbró un tragaluz, caminó hacia el lugar y justo debajo se desplomó sentada descansando la espalda contra la pared.

No temía al hambre o la sed, porque siempre que iba a este tipo de actividades, cargaba con una cantimplora y el pan del día, tampoco estaba atemorizada porque sabía que sus compañeros de pelotón la buscarían y en un corto plazo , quizás no mayor de un par de horas, estaría arriba contándole a todos lo sucedido y pidiendo disculpas; pero, lo que no podía negar era que sentía un absoluto desengaño, pues estaba segura que se había cumplido el pronóstico de la cartomántica :

Estaba en un lugar desconocido y se sentía perdida como Alicia en el País de la Maravillas”, por otra parte, había sido inesperado y ciertamente insólito verse un fin de semana en aquella red arquitectónica enajenante de blancas paredes que resplandecían por la fluorescencia de las lámparas y con un olor penetrante a vieja tumba destapada, todo lo cual lo confirmaba.

Su viaje sin maletas, le había hecho comprender que empezaba a creer en la parapsicología de la que siempre su incredulidad se burlara.

"¡Adiós madre Patria y también a las tierras del enemigo!"

Había realizado su viaje, probablemente el único de toda su vida...

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