Más allá de que Taipéi nos la puso en 'china', el equipo conformado para el evento dejó un mal sabor de boca. Cayó ante Aruba, ¡qué horror! Y Alemania -cáigase para atrás- una ilustre desconocida en el mundo beisbolero nos plantó cara. Primero se sufrió lo indecible para poder vencer 4 a 3 en extraining.
Y luego, agónicamente, una carrera por cero. Cuba no se presentó en el torneo de Rotterdam con una novena de trabajadores azucareros. No. En ese equipo asistieron talentos que pintan grande como el cienfueguero Yasser Puig o los lanzadores Dariel Hinojosa y el estelar Yadier Pedroso.
Era un trabuco. Con jugadores que se cansaron de dar palos en la temporada nacional. Pero resulta que la calidad de nuestro beisbol está en declive. Y cuando jugamos en eventos internacionales, aunque sean de poco caché, la pasamos negra con la zona amplia de strikes que se utiliza y las bolas movidas, y en la zona interior de los lanzadores rivales.
En este verano también hubo un torneo de la toronja en Canadá. Nada para tirar cohetes. Fue auspiciado por los azulejos de Toronto. Pero el nivel era de mediocre hacia abajo.
Cuba asistió con la base de su selección nacional. La crema y nata. Los Yuliesky, Malleta, Rudy Reyes, Norge Luis Vera y el toletero Alfredo Despaigne. Por supuesto que barrió. Echémosle un vistazo a los contrarios.
Canadá se presentó con una nómina de descarte de cuarta categoría. China Taipéi repitió con su novena de amateurs y dio guerra. Nos ganó un partido. La otra China, la continental, asistió con un equipo de su liga local que sólo tenía de peligroso el nombre: Tigres de Beijing.
Obreros japoneses de la Toshiba se hicieron presentes para estirar el brazo. Y Bahamas, que muchos aficionados cubanos desconocían que en la vecina isla se practicaba béisbol.
La selección nacional se dio banquete bateando jonrones. 24 vuelacercas en 8 encuentros. La guinda de la gira de verano, como preparación para el venidero campeonato mundial a efectuarse en agosto en Panamá y los Juegos Panamericanos de Guadalajara, México, fue una triangular en Venezuela.
La lid formaba parte de los descafeinados Juegos del ALBA, que concluyeron el pasado 30 de julio, una entente económica y política formada por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador y que desde hace 6 años gastan dinero del erario público en organizar un torneo múltiple sin repercusión mediática y a gradas vacías.
En esa liga del cake, la tercera versión que nos representó, arrancó en baja. Perdió con Venezuela, una novena de peloteros desconocidos que juegan un evento paralelo a su campaña profesional. Luego Cuba puso la segunda marcha y todo fue coser y cantar.
Como balance, en estos tres torneos hubo 15 victorias y 5 derrotas. Se me antoja un resultado corto, de acuerdo a la poca calidad de los contrarios. La mala noticia fue que siguen las deserciones. El novato del año, Gerardo Concepción, pitcher zurdo de indudable talento, abandonó la concentración antes de llegar a Holanda.
En la selección que asistió a los juegos del ALBA, el formidable jardinero central Yoennis Céspedes, recordista en jonrones junto a José Dariel Abreu con 33 vuelacercas, no se presentó a los entrenamientos.
Céspedes reapareció en República Dominicana con su familia. Ahora espera porque algún dueño de equipo de las mayores abra la billetera.
Precisamente las deserciones han sido la causa fundamental para que el béisbol cubano caiga en picada. Más de 350 peloteros han saltado la verja. Y otros están al acecho.
Iván García
Foto: zonadestrike, Flickr. Yoennis Céspedes bateando en el juego entre los equipos de Granma y Camagüey, el 5 de diciembre de 2010, en el estadio camagüeyano Cándido González.
Leer también: El deporte cubano se desangra por las deserciones.
Publicado con autorización del autor.
Gracias a Tania Quintero.
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