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19 de marzo de 2011

Alicia Alonso pegaba a sus alumnas (videos)

Alicia Alonso afirma categórica que Black Swan es una monstruosidad y añade que con esta película –no cito textualmente- se usa al ballet para demonizarlo. Como si el ballet necesitara de una película para demostrar lo demoníaco que es, y qué fuera el arte, y sobre todo el ballet mismo, sin su lado apolíneo más que dionisíaco. Sin embargo, por encima de todo, la película Black Swan no es película sobre el ballet, es una película sobre la capacidad auto-destructora del artista poco seguro de sí mismo, y de la presencia vital y letal de la madre frustrada como impulsora febril. El horror del que ahí se expresa es el mismo horror que se podría encontrar en cualquier manifestación artística, sólo que el ballet es el lenguaje perfecto para traducirlo, porque el ballet clásico es un arte de extremos; sólo hay que pedir audiencia y ver a las petits rats del Ballet de la Ópera de París, para percibir la excesiva presión que se ejerce sobre las jóvenes y hasta las niñas bailarinas, presión, desde luego, absolutamente necesaria en esta disciplina artística, pero monstruosa cuando se quiere hacer de un arte elitista, un arte del pueblo; lo que ha sido la obra malvada de Alicia Alonso durante estos 52 años de dictadura castrista.
La realizadora cubana Miriam Talavera me invitó durante varias jornadas a ver los ensayos de Alicia Alonso, eran los años ochenta; con el objetivo de que yo escribiera el texto de Espiral, a mi juicio el mejor documental que se ha hecho sobre la bailarina. El texto ya estaba escrito, el origen fue uno de mis poemas. Fui testigo de cómo Alonso se golpeaba con furia a sí misma, en las piernas, en los muslos, cuando algún giro o pirueta le salían defectuosos, y también de cómo golpeaba a las demás bailarinas, y las insultaba (lo que se evitó que saliera en el film). A esos ataques in extremis les llamo yo rigor, otros están en todo su derecho de llamarles horror, y de interpretarlo de tal modo en el cine, como en la literatura, en la pintura, y hasta en la música. El horror forma parte de la vida, así que ¿cómo no va a estar implicado en el arte, en cualquier arte? ¿Y por qué podríamos aceptarlo en otras manifestaciones artísticas, salvo en el ballet clásico?
Ver texto completo y videos en el Blog de Zoé Valdés.

2 comentarios:

  1. Gracias. Además, la propia hija cuenta que la encerraba en el closet cuando se iba a bailar, por si fuera poco.

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  2. A ti por publicar esto, me quedé fría y esto que dices ahora es realmente MUY FUERTE! Que mala Alicia!!!!

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