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21 de abril de 2009

Por Tania Quintero

Como todos los meses no encuentro un suizo que viaje a La Habana y me pueda (o quiera) llevar un paquetico para mi nieta y mi familia, en 2008 decidí arriesgarme y enviar las cosas por cajas, siempre certificadas y aseguradas, del Swiss Post. Al principio las mandaba Priority, pero al ver que demoraban igual que las Economic, opté por esta vía, más económica, como su nombre indica.

Todo empezó funcionando bien, y hasta hubo cajas que llegaron en una o dos semanas. Pero el 9 de octubre de 2008 el paraguas se trabó: un paquete con juguetes y regalos para mi nieta por Navidad y Día de Reyes, no llegó, todavía no ha llegado a su destino. El 10 de diciembre volvió a trabarse y otra caja sigue sin aparecer.

Tres meses duran ya las reclamaciones de esas dos cajas, en Lucerna y en La Habana. En Suiza enseguida atendieron mi demanda y me han mantenido al tanto de las averiguaciones. De La Habana todavía estoy esperando una explicación certera y coherente.

Si esto solamente ocurriera en el departamento de paquetería internacional de la empresa Correos de Cuba, perteneciente al Ministerio de la Informática y las Comunicaciones (http://www.mic.gov.cu//hhome.aspx), uno podría concentrar las malas opiniones y experiencias en el servicio postal cubano. Pero lo triste -y real- es que sucede en todas partes: no hay viajero que de la Isla no regrese quejándose, en el mejor de los casos.

Porque otros retornan con vivencias aún peores, desde asaltos callejeros y robos en hoteles hasta burdas estafas y detenciones en unidades policiales. Desconozco las cifras, pero en las últimas dos décadas, entre los heridos y fallecidos en Cuba se encuentran visitantes y turistas, bien por accidentes de tránsito o por relacionarse con delincuentes, proxenetas, expendedores de drogas y marginales en general.

Los casos más violentos todavía no son demasiados ni tan graves como en Brasil y otros países del hemisferio. Pero pudiera cambiar si la gente prosigue viviendo con tantas necesidades básicas y sin respeto ni incentivos como ciudadano.

La pésima atención comienza cuando desciende del avión y pone un pie en el aeropuerto, uno de los sitios con más fama de corrupción en Cuba, sobre todo los de la capital del país. No siempre maletas y maletines salen indemnes de las cintas donde ruedan: allí los esperan maleteros expertos en sustracciones express. A continuación, la aduana, donde lo excepcional es topar con funcionarios amables y eficientes. Si logra salir pronto del interior de la terminal aérea y con la moneda cambiada en pesos cubanos convertibles, le aguarda la transportación.

A no ser que tenga la posibilidad de moverse en el auto de un familiar o amigo, tanto taxistas estatales como particulares, tienen la "buena costumbre" de alterar a su favor los taxímetros, cobrar de más o no tener cambio o vuelto. Quienes alquilan coches no se libran de demoras, chapuzas y desinformaciones.

Salvo excepciones, un turista recibe un buen trato y servicio en un hotel, cuando llega a la carpeta o después, en otras dependencias hoteleras -la parte agradable corre a cargo de empleadas habilidosas, quienes con las toallas hacern cisnes y otras figuras, motivando a los turistas a dejarles propinas.
Los choferes de los ómnibus de turismo igualmente se las ingenian para, al final de un recorrido, y de muto acuerdo con el guía e intérprete, obtener unas divisas extras.

Hace un tiempo ya, los cubanos del sector turístico tienen confeccionada una lista de los "mejores" y "peores" visitantes extranjeros. No se han basado en los más simpáticos ni más interesados en conocer a Cuba y su gente, sino en los más generosos, o sea, los que más propinas y regalos hacen (se ha vuelto una costumbre en Cuba pedirle al turista que, entre otras cosas, le deje parte de su ropa y calzado, peticiones que se redoblan cuando les acompañan niños).

La lista de los "mejores" y "peores" pronto pudiera cambiar.
Y pasar a estar encabezada por los viajeros procedentes de los Estados Unidos de América. Pero, ojo, con la misma rapidez que han decidido conocer in situ el imperio de los Castro, pueden alejarse. Y continuar disfrutando
de sol y playas en la Florida, Cancún, Santo Domingo, Puerto Rico, Jamaica o cualquiera de las islas caribeñas que por menos dinero les ofrecen buen servicio.

Foto: Angelinn, Flickr

1 comentario:

  1. Por eso muchos dicen por el mundo a voz en cuello que la "Revolución" cubana ha sido un éxito y es cierto, desde casi el primer día de "Revolución" se ha insistido en la "construcción" de un hombre nuevo, lo que nunca se dijo es como lo harían y les voy a decir como: Ha sido un hombre al que se le ha infundido miedo desde que nace, al que se le ha hecho creer que la porquería aquella es invencible y contra la cual no vale la pena luchar, se le separó habilmente de la familia y el amor por ella y al mismo tiempo se aterrorizó a los padres para evitar que a esa pequeña criatura se le enseñara los modales y los principios necesarios que lo convirtieran en un hombre digno y si a esto le sumamos la artificial y planificada carestía y la subliminal conciencia de que en vez de producir debía ser mantenido por los tios y los primos en el extrangero, se ha creado esta nueva clase de cubanos, que no tienen escrúpulos y que te cazan la pelea como el tigre al cabrito, todo el tiempo a ver que te pueden sacar a traves de la mentira, las falsas caras de lástima y problemas inventados. Es duro decir esto de tu propia gente; pero lo digo con la autoridad que me da haberme criado en un solar de la Habana Vieja, entre maleantes y ladrones y en vez de ser uno de ellos, decidí muy jovencito sumarme a la oposición, y gracias a Dios que no todos en Cuba se convirtieron en "Hombres Nuevos", ahí están los Oscar Elías Biscet, que conocí al principio de su carrera en la Fundación Lawton, allí estan los Payá, que no es ningún bebé, pero de sus años de vida 50 han sido dentro de esa basura, allí están los Darsi Ferrer, los Antunez, Yoanis, Bruguera, Cadelo y un racimo glorioso que pone muy en alto el futuro glorioso de la Cuba Libre del futuro y son la luz y la esperanza de la Patria, para que seamos nosotros quienes desde Cuba mandemos provisiones a los pobres del mundo y no estar de limosneros esperando a que tio ó tia nos mande un trapo y que venga un habitante y se los robe en el correo. ABAJO LA DICTADURA.

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