En este día lleno de ilusión para tantos niños, mi pequeño Pablo ha recibido sus regalos con una cara que no tiene precio. Ayer disfrutó viendo a los Reyes Magos en la cabalgata y pidió por primera vez: juguetes y libros de pegatinas o calcomanías, como se dice en Cuba, pero esa palabra él no la conoce.
Yo crecí sin Reyes, cuando nací no sé si aun estaban permitidos en Cuba pero, para cuando tuve uso de razón ya no existían Reyes Magos sino el día del niño, el 6 de julio, por tanto era ese día cuando me hacían regalos. Yo no pedía, me enseñaron que eso era de mal gusto. Así que recibía con alegría cualquier cosa que me regalaran.
No viví lo que Zoé Valdés o lo he borrado de la memoria, tuve un juego de Magia, que me hizo muy feliz y una maquinita de coser y un pequeño piano de cola, una guitarra, y algunas muñecas que me mandaba mi familia desde España. Tuve una cuña de carreras con la que conduje temeraria por el patio de casa, pero sin embargo nunca de niña, tuve una bicicleta, así que se la alquilaba con cierta frecuencia a mi mejor amigo, que vivía en frente de mi casa, y el muy maldito no me la prestaba. Luego llegó la invasión de bicicletas Chinas y se le acabó el negocio.
El trauma mío viene mas bien con la navidad y los arbolitos. Mi abuela siempre mantuvo la tradición de noche buena y el arbolito. Sus esfuerzos por hacerme un árbol resultaban conmovedores. De noche salíamos a cortar la rama de un pino que decorabámos con bolas de papel periódico, forradas con envolturas brillantes de bombones, que mi abuela iba coleccionando a lo largo del año. La iluminación era un gran bombillo que mi abuelo pintaba de rojo y lo ponía en la base plateada forrada de algodón.
Cuando tenía 13 años vi un árbol real por primera vez en el lobby del Hotel Presidente. Pocos años después despenalizarían el dólar y tuve la fortuna de que mi mamá pudiera comprarme un árbol de navidad con bolas de verdad y luces y todo, fue muy emocionante!!!
Desde estonces nunca he dejado de poner un árbol de navidad en casa, a veces incluso dos. He superado mi trauma con los arbolitos, los he tenido blancos y verdes y de todos los tamaños. Lo que sí me da pena es que nunca tuve una mañana como la que hoy ha tenido mi maguito.
Al parecer en Cuba se ha recuperado la tradición a juzgar por este artículo de Iván García en el blog de Tania Quintero.
Mi regalo de Reyes para hoy son... Ilusiones Mágicas...
Felices Reyes, mucho amor...y más magia...
Liu Santiesteban
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