Cuando yo era chiquita, recuerdo que en la escuela, cuando había una inspección del Ministerio de Educación, todo se ponía más bonito. Pintaban las paredes a la carrera, se arreglaban las cosas rotas, se establecían nuevas rutinas. Nos leían la cartilla para dar la impresión de que el centro funcionaba de maravilla.
Cuando yo estudié las escuelas eran un paraíso, comparadas con las que hay ahora, pero aun así había errores que subsanar y claro, siempre estaba la politiquería enfermiza que nos hacían memorizar y cotorrear. Teníamos entre 6 y 11 años, pero cuando hablábamos de política tal parecía que éramos adultos muy instruidos y muy comunistas.
Durante la inspección, la comida que se servía en el comedor era de lujo, nada que ver con el arroz, chícharo y huevo, que una década más tarde, llegaríamos a añorar. Nos servían arroz con pollo, no con suerte, mermelada de mango y ese tipo de cosas que parecen tan normales en el mundo democrático y tan extintas o impagables en la Cuba dictatorial, desde 1992 hasta la fecha.
Así que nosotros, los estudiantes, los pioneritos que “queríamos ser como el Che”, sin saber lo que eso realmente significaba, nos poníamos muy contentos cuando venía una inspección, o una visita, como comúnmente se le llamaba. Queríamos conseguir una buena calificación para nuestros centro docente, específicamente queríamos ser una escuela “modelo”.
Las medidas especiales se justificaban con un ejemplo clásico, que más de uno recordará: “cuando una visita viene a nuestra casa, la ponemos más bonita y somos muy amables para que los visitantes se sientan a gusto, lo mismo hay que hacer en la escuela”
Había que dar buena impresión. No importaba que todo fuera un desastre todo el año, que no lo era tanto entonces, al menos no en las magnitudes en que lo es ahora; no importa, una vez al año, o al mes, todo parecía perfecto, aunque en realidad nunca lo fuera.
Ahora con la visita del Papa al Cobre, en Santiago de Cuba, ocurre otro tanto; pero esta vez la cosa se pone dura. Están desalojando a los vecinos de los alrededores. (ver los videos al final del post) Reprimen, encarcelan y chantajean a Damas de Blanco para que no vayan a Misa.
Y es que ya el abusivo papá estado, por no decir HP, pedófilo y maltratador progenitor, que ya de paternalista no tiene nada, decide hasta por quién tiene usted que rezar; y por quién no puede, de ninguna manera.
Solo espero que si el dictador de segunda hace acto de presencia en la Iglesia de la Caridad, la propia cachita le mande un rayo que lo parta en dos. Es lo menos que se merece.
Si no vean ustedes como, mientras él vive a cuerpo de rey, manda a sus lacayos a que saquen a estos infelices de sus casas, dejándolos en el más injusto de los desamparos.
Sin embargo, creo que el hermanísimo ha cometido un grave error al alejar de la Habana la procesión de su santidad. Seguramente lo hizo pensando que la Habana es un polvorín que puede estallar en plena Misa, y tiene razón. Pero descuida un detalle importantísimo: Oriente también es un polvorín y no solo de gente caliente, sino de gente valiente y harta de tanta mentira, tanta violencia, tanta injusticia. Habría sido más inteligente poner al Papa en Varadero, donde antes se hacía el Festival Internacional.
Están intentando que el Papa no vea las “ovejas descarriadas” esas ovejas que tan mal viven, pero pasa que ya son muchas y no son pequeñas, no se les puede manipular ni acallar tan fácilmente, como antaño hicieron con nosotros, la generación de Telón de azúcar.
Me pregunto si el Papa sabe la represión y el desahucio, la extorsión y la desolación, que está llevando a cabo el bastardo de Raúl Castro, en el Cobre, Santiago de Cuba, en el nombre de Dios.
Pasen esto señores, compartan, twitteen, enlacen, que esto tan atroz llegue hasta el Vaticano. Estas personas ahora mismo solo cuentan contigo.
Liú Santiesteban.
Advertencia: Los siguientes videos parten el alma.
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