por Esteban Fernández
JUICIO A FIDEL CASTRO
Acompáñenme a soñar: Se cayó la tiranía y LE CELEBRAMOS UN JUICIO PÚBLICO AL TIRANO. Toda la prensa internacional asiste. A Fidel lo afeitamos en seguida, y lo llevamos esposado ataviado solamente con un calzoncillo empercudido. ¿Ustedes pueden imaginarse por unos segundos al genocida en paños menores, afeitado, palido, sin zapatos, pidiendo clemencia? Eso en sí sería un buen castigo inicial. En tinieblas vemos a Raúl con su pamela sentado en el banquillo de los acusados esperando su turno para ser enjuiciado. Ya miles de sabandijas castristas han sido arrastradas por las calles. "Katungo" y Dionisio de la Torre, junto a Aldo Rosado, están filmando el acontecimiento.
Desde que entra al juicio una ancianita del público le grita: “¡Hijo de perra, tú mataste a mis tres hijos!” Allí estarían miles de testigos, desde los descendientes de los soldados y atacantes muertos en el Moncada, los parientes de los guajiros asesinados en el Escambray durante los años 60's, nietos de los muertos en Girón, hasta los familiares de los pilotos derribados de Hermanos al Rescate y de los asesinados en el Remolcador 13 de Marzo.
El Fiscal Rodríguez Oltmans pide la pena de muerte inmediatamente. Fidel suplica que lo dejen hablar como hizo después del ataque al Moncada. Y le gritan miles de personas del público “¡Sioooo, desmadrado, ya has hablado bastante durante casi 53 años!”
Allí están parientes de Sosa Blanco, de Sorí Marín, de José Castaño y de miles de mártires. Todos quieren hablar, todos quieren testificar. Unos americanitos de apellido Morgan gritan: “F… you, you kill grandpa William!”
El abogado defensor Pertierra pide que le perdonen la vida y que simplemente lo encierren en la jaula de los monos en el zoológico de La Habana. Como alimento que le den una cajita de cartón llena de manies como racionamiento diario y que le den orine de camello para bajar los cacahuates. El tirano con voz gangosa le grita: ¡No me defiendas, compadre, que estás perdiendo el caso igualito que en El Paso!"
Dando alaridos Fidel pide la presencia de Ramirito Valdés para que le sirva de testigo y asuma la responsabilidad de los asesinatos. Y el Juez Pepito Regalado le dice: “Cállese y no se preocupe que ahorita cuando se encuentre con José Abrahantes él se ocupará de defenderlo ante Satanás”
Hasta unos padres y hermanos de soldados caídos en Angola piden testificar en contra de Castro y éste les responde sorprendido: “¡Esos fueron mártires de la patria!” Y le contestan: “Está bien, pero ahora les tocan a tus hijos Fidelito, Alex, Antonio y los demás, y hasta a la vieja Dalia, saber lo que se siente cuando les matan un padre y un esposo”.
El genocida sostiene que “este no es un juicio justo”. Y el jurado comprende que es mucho más justo que los que él celebró desde enero del 59. Hugo Chávez pide su extradición para salvarlo, y los cubanos aceptan siempre y cuando mi amigo Hugo Byrne sea el encargado de transportarlo y dejarlo caer en el medio del océano.
El tirano dice: “Ustedes no entienden, yo acabé con el antiguo Partido Socialista Popular, con los viejos bonzos, mandé al Che Guevara al matadero, ajusticié a Arnaldo Ochoa y a Tony de la Guardia ¿qué más quieren ustedes?”
El jurado llega al acuerdo de no darle paredón ya que esa es una palabra que nos trae tristes recuerdos. José Prieto, hermano de Plinio, sostiene que debe ser alimento de las pirañas en el río Amazonas. Algunos quieren que lo condenen a cadena perpetua. Fidel quiere que lo destierren y lo envíen a Suiza donde él tiene algunos ahorritos.
Al final (muy diferente al juicio de Saddam en Irak hace varios años) la multitud le parte para arriba y lo convierte en picadillo. Unos Marines que observan impávidos la situación y que ya han aprendido algunas palabritas durante su corta estancia en Cuba: Dicen: "¡Ñoooooo, pal'carijo, estos cubanos ser muy diferentes a la gente de Afganistan".
Y yo en el nuevo "Diario de la Marina" propiedad de la familia de José Ignacio Rivero escribo mi primera columna en una Cuba libre titulada: “¡EL PUEBLO CUBANO HIZO JUSTICIA!".
Piensen en esto cuando se acuesten a dormir, total ¡Soñar no cuesta nada!.
Amabilidad del autor.
¡Muchas Gracias Estebita!
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