Por Tania Quintero
El domingo 24 de febrero el Instituto de Metereología pronosticaba para la ciudad de La Habana un tiempo parcialmente nublado. Muchos esperaban que a medida que avanzara la mañana y el sol saliera, en el Palacio de las Convenciones, donde se celebraba la primera sesión del parlamento cubano tras la renuncia de Fidel Castro, se iba a votar por los cambios que tanto Cuba necesita.
Pero no. Todo estaba ya cocinado: votaron por el continuismo y la sucesión dinástica. Cero relevo generacional, como muchos dentro y fuera de la Isla habían barajado en encuestas y quinielas.
Continúa en el blog de Tania.
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