Sentada en un minúsculo puff frente a ese trono de pacotilla, los zapatos del coronel Muammar Khadafy me llegaban casi a la altura de la nariz. Después de haber pasado varias semanas recluida en un hotel -virtualmente secuestrada- esperando para hacer esa entrevista, estar en esa humillante postura de sumisión aumentaba mi irritación.-De modo que usted es argentina y viene a hablarme de la heroica resistencia de su gobierno contra el imperialismo mundial -dijo en árabe, sin dignarse a mirarme, mientras un miembro de su séquito traducía al inglés.-No, coronel. Vengo a entrevistarlo sobre el avión lleno de armas que usted envió a Galtieri durante la Guerra de Malvinas, y los caballos que recibió de su parte en agradecimiento -contesté.
Luisa Corradini en el Blog de Zoé Valdés
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