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8 de noviembre de 2011

Repito: Castro es castrista. Por Esteban Fernández.

REPITO: CASTRO ES CASTRISTA.
Por Esteban Fernández.

Algunos   de mis amigos discreparon conmigo cuando dije  que Fidel Castro no es   comunista, sino ‘castrista’. Pero yo sigo pensando que es una  equivocación  otorgarle una ideología a quien está muy lejos de poseerla.   Todos los partidos comunistas del  mundo exigen disciplina y obediencia.   Y Castro nunca ha obedecido ni a su madre; y es el rey de los indisciplinados   y de los manipuladores. Es solamente un tremendísimo HIJO DE LA GRAN  PERRA con mentalidad TOTALITARIA.  Internamente Castro no se considera   comunista,  sino que ¡EL COMUNISMO ES ÉL!

No sé la   fecha exacta en que Fidel Castro se preguntó: ¿Quiénes son los mas  despreciables en toda la tierra que pueden ayudarme a cumplir mi   sueño dorado de implantar una dictadura eterna en Cuba y ser un líder en el  ámbito mundial?

En   realidad,  en aquel momento sólo habían dos poderes en el  mundo:   Los Estados Unidos y la U.R.S.S. Y el aspirante a tirano llegó a la conclusión  de que USA ayudaba a los gobiernos dictatoriales hasta un determinado  momento,  y acto seguido,  les retiraba la  cooperación.

A través   de la historia, cuando los Estados Unidos  secunda  las dictaduras,   enseguida comienza a ponerle trabas y condiciones, a exigirles que se  respeten los  derechos humanos y a que se celebren elecciones libres. Y  cuando menos se lo imaginan, ya lo dije antes, les vira los cañones o los  deja en la estacada, como más tarde le hicieron a Fulgencio  Batista.

Entonces  Castro pensó: “Seré un dictador sin el beneplácito de los americanos y a  contrapelo de ellos”. A mí me parece que ese mismo día él concibió la consigna   “Arriba,  abajo, los Yanquis son guanajos”. No tuvo   que pensar mucho ni romperse la cabeza para llegar a la conclusión de  que los únicos en el planeta que le podían servir en sus  planes totalitarios serían los comunistas detrás de la Cortina de   Hierro.
Me parece  estar viendo al desmadrado,  frotándose las manos,  muy orgulloso de   la gran idea  que se le había ocurrido. Y ahí comenzó  un   esfuerzo de captación de ambas partes: Castro tratando de lograr el apoyo de  los “camaradas criollos”   y estos tratando de convertirlo en   un sumiso militante. Era muy difícil asegurar quien camelaba a quien.  Momentáneamente, los ñángaras  ganaban esa pelea por poseer una  organización mundial,  mientras que a Fidel le decían  “Bola de   Churre” sin ningún arrastre político en  la Universidad,  y mucho   menos en el país.

Castro   tenía varios amigos dentro de las filas del Partido Rojo. Uno de ellos,  Alfredo Guevara, parecía que estaba locamente enamorado de él. Y él se dejaba   querer y lo utilizaba como una especie de padrino y  tutor.

Ni por un  solo segundo le pasó por la mente que esos comunistas llegaran a ser sus   jefes. Simplemente quería usarlos para lograr su cometido. Mientras tanto,  Raúl estaba abiertamente incorporado a la causa roja y participando en  el Congreso Internacional de la Juventud Comunista en Viena.

Junto a Alfredo Guevara se fue para Colombia, y ante la muerte de  Jorge Eliécer Gaitán,  participó – siempre evitando el peligro- en los   disturbios  callejeros conocidos como “El Bogotazo”. Al regresar ambos a Cuba, Fidel y Raúl fueron fichados por el BRAC como comunistas. Y cuando eso, el monstruo no tenía ni 21 años de edad.

Iba a la   Universidad con el libro “El Capital” de Carlos Marx debajo del abrazo. Aunque otras veces llevaba Mein Kampf de Hitler de donde sacó la frase de “La Historia me absolverá”. Cada vez que tenía una oportunidad se iba a una librería comunistoide cercana al Alma Mater y allí varios de los viejos bonzos del P.S.P., principalmente Ramón Calcines, le suministraban  libros y propaganda marxista leninista.

Castro se coló en el Partido Ortodoxo,  pero enseguida Eduardo R.  Chibás lo caló y le  tiró bola negra. Se suicida el líder ortodoxo y durante su entierro multitudinario,  Fidel quiso llevar el cadáver a Palacio para lograr la salida de Carlos Prío del poder, pero José Pardo Llada lo bajó de la nube.

Estoy de   acuerdo con todo el que diga que “Las Cadenas vienen de lejos”; Fidel   consiguió el apoyo del comunismo internacional (con recelo de ambas   partes) desde mucho antes del Moncada, pero no es menos cierto que siempre despreció a los comunistas nacionales. Y nunca les perdonó que pactaran con Batista,  ni que tuvieran ministros sin cartera, y mucho menos,  que lo llamaran “Putchista” unos días después del 26 de Julio de   1953.

Y al   final de la jornada, es obvio que la actual momia de comunista no tiene  un pelo. Al contrario, la revista “Forbes” siempre lo coloca   entre los hombres más capitalistas del mundo.

Amabilidad del autor.
¡Muchas Gracias Estebita!

1 comentario:

  1. Esteban acaba de descubrir a America!!!.......

    Cuban American

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