Juan José López
Abogado cubano
Primero un barraje propagandístico aquí en Miami sobre los cambios Raulistas, (en mi opinión paliativos de la crisis creada por propio régimen que él representa) y después un comentario en el New York Times sobre el embargo norteamericano al Gobierno cubano. Nada de esto ocurría en vida de Jorge Mas Canosa, verdadero artífice de la ley Helms Burton.
En medios de difusión de Miami se escuchan hombres poderosos como Carlos Saladrigas, el abogado Alfredo Durán y otros que coinciden con el editorial del famoso periódico. Ellos parecen ser los nuevos autores del cambio de opinión y liderazgo en la comunidad cubana exiliada. El New York Times es una de las principales tribunas del mundo que condicionan la política en Washington, lo que le indica a las voces alternas que es hora de despertar.
Para derogar la Ley Helms-Burton se necesita las dos terceras partes del Congreso, y la misma establece los requisitos para dejarla sin efecto, y aunque se escuchan pregones sobre la liberación de prisioneros políticos, lo que se acerca a las exigencias de dicha norma, el grupo que les confisca la libertad a los cubanos sigue en el poder y todavía no se respetan los derechos humanos ni se celebran elecciones libres y plurales en la isla, como exige la medida mencionada.
El Presidente Obama, mediante órdenes ejecutivas puede invalidar los efectos del embargo, como lo han hecho todos los ejecutivos anteriores con el carril de la Ley que establece sanciones a las compañías que negocian con la isla, lo que de ponerse en práctica esta medida, hubiera encajado en el dicho cubano: dale al que no te dio, es decir sancionar a compañías de países aliados a EEUU y que generan empleo y riquezas en esta nación. Cosa tremenda esa.
Invalidar la ley Helms-Burton puede tardar y en medio de tantos problemas internacionales, puede que el Presidente mire el bien mayor, considere la jerarquía de prioridades e ignore el New York Time y los demás pregones. También tiene la opción de aliviar las tensiones en el área latinoamericana con el puñado de países “amigos de la Habana”, entonces hay que tener cuidado.
El Presidente entiende que los “amigos de la Habana” que contienden verbalmente con Washington, no les importa el problema cubano como a nosotros los nacionales de la isla. Ellos quieren evitar que le pase lo mismo que a los Castro si imitan las medidas nacionalizadoras contra las propiedades norteamericanas en sus países, tal como ocurrió en Cuba.
Lo que me parece un servicio ingenuo a la dictadura, es el hecho de sumar voces al levantamiento del embargo como “si eso fuera la varita mágica para que en Cuba se arreglen los inmensos problemas creados, no por el embargo sino por el gobierno todavía en el poder”, aunque dicha medida si causa efectos, no es tan tonta como se pregona.
El levantamiento del embargo no significa que el gobierno de Cuba vaya a cambiar su rumbo político ni económico, lo cual sería liberar los precios y salarios, permitir la propiedad privada, que no es autorizar comprar y vender autos, casas y consentir algunos paladares (pequeños restaurantes), se incluye suspender las reglas que entorpecen el desarrollo de la economía y la sociedad y por qué no hablar de: las libertades básicas de los cubanos. Además de crear el andamiaje económico y financiero propio de una economía de mercado capitalista, para así intentar resolver la crisis cubana.
Recibir dinero de los Bancos norteamericanos para hacer lo que hacen los vietnamitas o los chinos, eso no es lo merecido para el pueblo cubano, nacido en occidente, aunque haya retrocedido años atrás por adoptar sistemas extranjerizantes.
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