EL PARTIDO LIBERAL CUBANO
(Un recuento personal del autor)
Por: Saturnino Polón
No vamos a hablar del antiguo Partido Liberal Cubano que tuvo una larga tradición política en Cuba durante la República. Tradición no exenta de errores, pero que dejó un saldo positivo y trascendente.
Evidentemente ya va llegando la hora, y el esfuerzo reciente de algunos analistas e historiadores así lo demuestra, en que reencontremos las raíces de nuestra Nación y el recuerdo de aquella república de un modo crítico y analítico; pero al tiempo realista y objetivo. Y no nos cabe la menor duda de que con ello recobraremos unas raíces nacionales de las que podremos estar orgullosos, sin necesidad de tener que auto engañarnos olvidando los errores. Cuando eso ocurra no solo la República toda, sino también el antiguo Partido Liberal Cubano, podrán verse en su realidad positiva.
Pero ahora no vamos a hablar de ese Partido. Vamos a hablar de otro Partido Liberal Cubano, nuevo en su estructuración pero viejo en sus raíces ideológicas puesto que se entronca con toda la vasta y rica tradición liberal mundial y con el antiguo Partido Liberal Cubano del cual se declara heredero. No pretenden ser los únicos herederos, pero si tan genuinos y legítimos como el que mas.
Vamos a hablar de un Partido Liberal Cubano recién formado en el exilio con el propósito de luchar por la liberación y regeneración de la República de Cuba dentro del marco de la ideología liberal mundial moderna y con apego a nuestras tradiciones nacionales.
Una lucha que incluye, como aspecto fundamental, el apoyo y representación de varios grupos y elementos que dentro de Cuba luchan ya por la libertad dentro del marco ideológico del pensamiento liberal. Y una lucha que incluirá también, como otro aspecto fundamental, la colaboración estrecha, mas allá de las fronteras ideológicas, con todos los grupos que, desde dentro o fuera de Cuba, luchen por la democracia y la regeneración de nuestra nación desde posiciones propias de una oposición consecuente.
Para este autor es fuente de orgullo haber tomado parte, junto a un grupo de viejos amigos todos ellos luchadores consecuentes de larga trayectoria, en la formación e implementación de este partido y formar parte de su Junta de Directores. Por eso, y tal como lo anuncié en nuestro anterior ensayo, tenemos el deber de esclarecer todo esto. Es un acto de obligada honestidad para con nuestros lectores dejar claro nuestros fundamentos ideológicos y nuestra militancia partidista.
Es igualmente necesario dejar claro, muy bien claro, que esta columna no ha sido ni será una tribuna partidista, un espacio para divulgar las posiciones y proyectos del PLC. Para conocer las posiciones del PLC el lector habrá de remitirse a los documentos y pronunciamientos del partido. En nuestro partido, tal como es en todo partido que se apega a la Democracia, las decisiones se toman corporativamente mediante el apropiado proceso de aprobación mayoritaria. Y este autor es solo uno mas entre muchos, por ende podemos coincidir o diferir total o parcialmente con las posiciones del partido. En modo alguno el lector puede, simplistamente, pensar que nuestros puntos de vista son los puntos de vista que el PLC aprueba o implementa.
El presente ensayo busca presentar el actual Partido Liberal Cubano, nuestra vinculación al mismo y exponer algunas consideraciones personales. Pretende sí, servirle al lector de cómo medio de conocer el PLC, pero en modo alguno puede considerarse como un documento oficial del mismo.
En primer lugar: ¿Por qué un Partido Liberal? ¿No son acaso los “liberales”, los comunistas, los izquierdistas, los radicales, los “compañeros de viaje”, “los tontos útiles”? Y en segundo lugar: ¿Por qué crear un NUEVO Partido Liberal cuando ya existen otros grupos liberales? Principalmente dos de ellos afiliados a la Internacional Liberal: la Unión Liberal liderada por Carlos Alberto Montaner y operando principalmente en el exilio; y la Unión Liberal de la República de Cuba liderada por Héctor Palacios y operando fundamentalmente dentro de Cuba.
Veamos lo primero. En el mundo político de los Estados Unidos de Norteamérica el término liberal ha llegado a significar izquierdismo radical, filo comunismo y comunismo. Significa socialista, estatista, dogmático, pro comunista. Se le considera lo opuesto a conservador, siendo esta posición la que se opone al socialismo en todas sus formas, promueve el individualismo y el gobierno con la mas mínima intromisión posible en la vida civil de la sociedad y por supuesto es anticomunista.. Los llamados liberales promueven el centralismo, buscando siempre aumentar y fortalecer el poder del gobierno federal y dentro de este, de la rama ejecutiva. Mientras que los llamados conservadores promueven la descentralización, la máxima distribución posible de las funciones gubernamentales a niveles estatales o comunitarios al tiempo que la máxima reducción posible de esas funciones.
Esto es un error craso que se ha vuelto norma en los Estados Unidos. En el resto del mundo liberal significa justamente lo que conservador significa en este país. Y esta es la interpretación correcta, tanto histórica, como política y filosóficamente.
En EUA los socialistas, sabedores de que en el medio norteamericano, su filosofía no goza de simpatías se han encubierto con términos como “progresista” (su denominación favorita y la que usan entre si) y también con el de “liberal”. Desafortunadamente los pensadores propiamente liberales norteamericanos han optado por autodenominarse conservadores y han dejado que los enemigos del individualismo y la libertad se encubran bajo el término “liberal”.
No podemos ignorar el hecho de que los patriotas fundadores tanto de los Estados Unidos de América como de la República de Cuba eran de ideología liberal. En el doble aspecto de no solo liberar a sus respectivas naciones de un yugo colonial, sino de liberar a sus pueblos de un yugo aristocrático, de unos gobiernos opresores. Tanto los Washington, Jefferson, Franklin y demás como José Martí, Maceo, Gómez y demás fueron grandes precursores y acabados ejemplos de la ideología liberal.
Sin embargo, la confusión antes mencionada se ha extendido tanto que incluso este autor en ocasiones ha usado erróneamente el término para referirse a los socialistas y extremistas de izquierda. Aunque nosotros, en muchos otros anteriores ensayos, hemos tropezado con este problema y hemos tratado de explicar esta confusión con el término “liberal” en ocasiones hemos caído en el facilismo de usar la errónea interpretación norteamericana del término. A partir de ahora seremos muy cuidadosos en no cometer más este error.
Así pues este grupo, entre los cuales figura este autor, hemos escogido definirnos como liberales porque esta es la posición filosófica que mejor refleja nuestros puntos de vista. Porque es una posición con una larga trayectoria histórica que incluyen no solo una práctica mundial sino una vastísima base teórica las cuales en conjunto demuestran que esta posición es la más correcta en el mundo moderno.
Tiene también una tradición y raíces ilustres en la historia política de nuestra nación. Y sea dicho esto sin pretender olvidar errores. Es pues que hemos escogido revivir el nombre tradicional de Partido Liberal Cubano. Entre nuestras razones para escoger esta posición esta nuestra voluntad de incluir como parte fundamental de nuestra lucha el recobrar las raíces históricas de nuestra nación cubana.
Pero: ¿Por qué un NUEVO grupo liberal cuando ya hay otros de antiguo establecidos?
La respuesta es sencilla y no tiene nada que ver con asuntos subjetivos o personales. Tiene que ver justamente con lo que en anterior ensayo este autor ha definido como la división fundamental del exilio y la lucha, la división que cuenta.
Fundamentalmente los otros grupos liberales que nos han precedido se han mostrado demasiado proclives a buscar la solución al problema cubano mediante una componenda con la presente plutocracia totalitaria que desgobierna nuestro país. Una importante salvedad, comprendemos perfectamente que toda persona o grupo operando públicamente dentro de Cuba esta sujeta a presiones y limitaciones que no tenemos los que estamos en la diáspora. No pretendemos ignorar esta verdad determinante.
Hecha esta salvedad debemos señalar que la libertad de nuestro pueblo, el retorno inmediato a la democracia y al Estado de Derecho, la regeneración de nuestra Nación, su reinserción con nuestras raíces histórica y su depuración mediante un proceso de descomunización, todo esto simplemente no es negociable.
No sabemos cual habrá de ser el camino por donde arribaremos a la libertad. Pero si sabemos que la libertad se conquista no se mendiga. No hay nada que negociar con los grandes culpables del desastre ni con nadie que no haya ya aceptado públicamente el desastre y dado pruebas de su voluntad de cambiarlo antes de sentarse a conversar.
No se trata de dialogar para buscar un punto medio, una vía para producir una transición lenta y degradante hacia una sociedad de componenda donde los victimarios queden cuando menos igualados socialmente sino mejor que sus víctimas.
Como dijimos la libertad de nuestra Nación no es negociable. Por eso el grupo que ha constituido del Partido Liberal Cubano ha preferido no seguir la ruta de otros grupos con los cuales si tenemos fuertes coincidencias ideológicas pero profundas diferencias en la práctica y metodología de lucha, tanto en el plano estratégico como táctico.
El Partido Liberal Cubano ha escogido alinearse a la posición histórica de la oposición consecuente. De lo único que hay que hablar es del como ejecutar lo mas rápida y eficientemente el desmantelamiento total del castrocomunismo y la regeneración de nuestra Nación con el restablecimiento de una república basada en el la libertad individual, el Estado de Derecho y la Democracia Representativa.
Por todo lo anterior el autor ha escogido formar parte del Partido Liberal Cubano, como instrumento ideológico que expresa más cabalmente su personal manera de pensar.
Pero resta por decir algo más. Algo que no necesariamente es un punto de vista oficial del PLC pero que el autor considera necesario promover, tanto dentro del mismo como ante toda la opinión pública cubana.
Para este autor la libertad individual y la libertad de mercados irrestrictas se auto liquidan a sí mismas cuando carecen de las apropiadas limitaciones que exigen la solidaridad social y la mas elemental ética humanista.
Pero de eso hablaremos en nuestro próximo ensayo cuando hablemos de las teorías distributistas y nuestra visión de ellas.
Referencia: Publicado en Enfoque Metropolitano, periódico comunitario de Miami
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