Por Tania Quintero.
En el contexto de una información publicada en El Nuevo Herald, el disidente Elizardo Sánchez, al referirse a ese levantamiento popular que está siendo convocado por exiliados, dijo: “Aquí no hay condiciones para eso. Aquí el que se mueva va para prisión. No importa si son 20 o 20 mil”.
Hay quienes pueden considerar exagerada esa afirmación de Elizardo, de que el gobierno cubano es capaz de detener a la vez a 20 mil personas.
El régimen no tiene muchos alimentos, materiales de construcción ni medicamentos en farmacias y hospitales, entre otras carencias, pero sí tiene capacidad para en un solo día detener a 20 mil personas. O a 100 mil o más, en toda la isla.
Ya lo hizo en abril de 1961, cuando la invasión de Playa Girón, hasta la fecha los arrestos más numerosos que se han producido. Y eso fue hace 50 años, cuando sus cuerpos represivos y policiales no se habían perfeccionado y su personal aún no había aprendido demasiado de los métodos de la KGB y la Stasi.
Es que esas personas desconocen que cuando Fidel Castro en 1990 decretó el llamado “período especial”, los ministerios de las fuerzas armadas y del interior ya lo tenían todo listo y bien amarrado para meter en el ‘tanque’ (cárcel), a ‘malanga y su puesto de viandas’ (expresión popular cubana que significa “una gran cantidad de personas”).
Entre otros documentos, disponían del Plan Lucero, nombre que le dieron a las instrucciones para, en cuestión de horas, apresar a disidentes, periodistas independientes y desafectos en general. El Plan Lucero no sólo debe estar todavía vigente, si no que debe haber sido perfeccionado.
En los 90, ya en toda la isla habían sido construídos túneles para una supuesta ‘guerra de todo el pueblo’. El argumento oficial fue el siguiente:
“Con la ascensión a la presidencia de Estados Unidos de Ronald Reagan, las acciones contra la Revolución se incrementaron al máximo. El gobierno estadounidense crea las mal llamadas Radio y TV Martí, intensifica el espionaje contra la Isla, realiza maniobras militares, ensaya ataques aéreos y trata de sancionar a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Se puso sobre el tapete la posibilidad de una agresión directa. Cuba responde con el perfeccionamiento del sistema defensivo del país y elabora la doctrina de la Guerra de Todo el Pueblo”.
Algunos de esos túneles permanecen abandonados, a otros les han dado distintos usos. Pese a estar descartado un ataque bélico de Estados Unidos contra Cuba, el régimen mantiene la estrategia de la ‘guerra de todo el pueblo’, adoptada a mediados de los 80, cuando se sintió amenazado por Reagan.
Después, a principios de los 90, cuando el país estuvo a punto de hundirse (tras la desintegración de la URSS, el derrumbe del campo socialista y la caída del Muro de Berlín), implantaron “el período especial en tiempos de paz”, que contemplaba una Opción Cero: al no haber suficientes alimentos para toda la población, camiones del ejército cargados con grandes ollas, por los barrios repartirían comida cocinada.
La Opción Cero era sinónimo de hambruna, enfermedades y muertes. La gente lo sabía, pero a nadie se le ocurrió protestar sonando cazuelas en sus casas, y menos lanzándose a las calles. Una vez más, los cubanos aguantaban callados lo que se les venía encima, que peor no podía ser.
Al principio rezongaron, pero finalmente aceptaron la solución dada por Fidel Castro para paliar la aguda crisis en el transporte urbano. Y con los estómagos semivacíos, se pusieron a pedalear aquellas pesadas bicicletas chinas, que dicho sea de paso, provocaron innumerables accidentes mortales.
Desconozco las estadísticas, pero en la década negra de 1990-2000, debe haber aumentado considerablemente el número de cubanos que decidieron desertar o trataron de irse, legal o ilegalmente. En 2008, plasmé algunos testimonios vividos en aquella alucinante etapa en Cubanos en período especial.
Para recluir provisionalmente a cientos o cientos de miles de detenidos, los sitios ‘ideales’ son los estadios e instalaciones deportivas, como ya hicieron en abril de 1961. No se olvide que Cuba llegó a tener cerca de 100 mil presos políticos. Y en la actualidad posee más de 500 prisiones, diseminadas por toda la isla.
En estos momentos, la oposición es lo que menos preocupa al régimen. Para mantenerla bajo control, prácticamente le basta una sección del Departamento de Seguridad del Estado denominado Enfrentamiento, también conocido como Sección 21.
Lo que en verdad les preocupa son los dirigentes de primer rango y los altos cargos militares de las FAR y el MININT. Y para mantenerlos vigilados las 24 horas, destinan cuantiosos recursos y a oficiales experimentados de sus servicios de inteligencia y contrainteligencia, dentro y fuera del país.
Esos servicios saben que en esos niveles es donde hay más probabilidades de que se pueda producir un movimiento, sublevación o golpe de estado, que dé al traste con la larga dictadura de los Castro.
Ojalá que lo que vaya a pasar en Cuba sea pacífico y civilizado, como ocurrió en la República Democrática Alemana en 1989. Y sin derramamiento de sangre.
Gracias a Tania Quintero y al Blog Desde La Habana.
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