Tribuna Tito:
MALDAD MEDULAR [3]
Por Tito Rodríguez Oltmans.
Desgraciadamente en la actualidad hay que reconocer que muchas personas, entre ellas muchos cubanos exiliados, no saben de todos los crímenes cometidos por el Castro-Comunismo. En esta TRIBUNA hemos tomado estos datos de los Archivos de La Comisión de Derechos Humanos de La Organización de Estados Americanos (OEA). Hechos que esta Organización Internacional sabía y nunca las hizo públicas. Siendo por este hecho, coparticipe de los crímenes cometidos, por el conocimiento de ellos, que han guardado en silencio, demostrando una cínica tolerancia de todos los brutales delitos de ‘Lesa Humanidad” cometidos por El Régimen Tiránico Castro-Comunista que rige en Cuba desde el primero de Enero de 1959.
A continuación los datos del Archivo:
ANEXO IV [6]
RESOLUCIÓN (CASO 1805) - 16 de abril de 1974 - CONSIDERANDO: Que desde hace casi 15 años, los presos políticos cubanos están sometidos a un régimen carcelario cruel, inhumano y degradante.
Esta situación ha sido denunciada por los propios prisioneros mediante huelgas de hambre y peticiones de trato humano en cumplimiento del Tratado de Derechos Humanos, y los acuerdos sobre Derechos Humanos de los cuales Cuba es signataria.
Prisioneros hubo que entraron y salieron de la prisión después de algunos años de confinamiento sin saber de qué se les acusaba. Otros, después de años de prisión, sin juicio y sin condena, eran sacados del presidio y fusilados sin más. Uno de los primeros casos de este último tipo es el del grupo que se alzó en armas en las montañas de El Escambray a fines de 1960. Los que no fueron exterminados en las operaciones militares fueron conducidos presos al entonces activo Presidio de Isla de Pinos, sin juicio celebrado ni sentencia impuesta. Al cabo de más de dos años, en julio-agosto de 1963, un grupo de estos presos fue sacado del penal, llevado a tierra firme, y ametrallados en masa al bajar de los camiones en un lugar conocido por la Torre Iznaga, Zona del Condado en la Provincia de Las Villas. Allí perecieron bajo las ráfagas de ametralladoras 21 prisioneros de los cuales podemos suministrar doce nombres, a reserva de completar la totalidad en posterior ocasión. Fueron las víctimas, Carlos Curbelo del Sol, Carlos Montalvo, Zacarías García, Alejandro Toledo, Agustín Zerguera, Ruperto Ulacia, Liste López, Ignacio Zúñiga, Nené Fernández, Ramón Pérez, Alejandro Lima y Blas Marín. Sobrevivieron a la masacre, Ruiz Mayor y el jovencito Aldo Chaviano.
NOTA (Dejaron vivos a exprofeso al más viejo y al más joven para que contaran lo sucedido como medida de escarmiento y terror).
Miles fueron fusilados sin juicio desde el 1º de enero de 1959. De esta lista extraemos de 1961 a 1970, a manera de ejemplo, los que siguen: Lydia Pérez León, murió de parto en la cárcel de mujeres de Guanajay, a los 21 años de edad en enero de 1961. Se le negó asistencia médica en el embarazo que se presentó con complicaciones. Su esposo, que también guardaba prisión en otra cárcel, al saber de la muerte de su esposa y de su hijo, se ahorcó en la prisión.
Juan Pereira Varela (Juanín). Estudiante, 21 años. Detenido en La Habana. Fusilado sin juicio en Pinar del Río el 17 de diciembre de 1961.
Tomás Aquino, de 60 años. Mantenido desnudo. Murió de frío en la circular No. 4 de la Isla de Pinos el 14 de diciembre de 1962.
Julia González Rosquete, murió de septicemia en la cárcel de Guanajay en diciembre de 1961, al negársele asistencia médica mientras sufría de una avanzada infección en la boca.
Julio Medina, murió en el Castillo del Príncipe de un ataque de asma sin asistencia médica.
De los años 1964 hasta 1967, murieron asesinados por la guarnicion en el presidio de Isla de Pinos:
Ernesto Días Madruga, 9 de agosto de 1964.
Luis Nieves Cruz, José Guerra Pascual y José Alfonso Olarana, el 21 de septiembre de 1964.
Gerónimo Condines, 8 de enero de 1966.
Julio Tanga Texier, 3 de septiembre de 1966.
Roberto López Chávez, 12 de noviembre de 1966.
Eddy Alvarez Molina, 9 de diciembre de 1966.
Diosdado Quit Manrique, 16 de diciembre de 1966.
Danny Crespo, 24 de diciembre de 1966.
Francisco Novales, 28 de febrero de 1967.
También en 1967, sin poder precisar la fecha, José Pereda, Tomás Aguirre, Ramón Quesada, Julio Hernández, Filiberto Polledo Morales, Gastón Vidal, Manuel Cuevas y Luis Alvarez Ríos.
Todos ellos, con excepción de Roberto López Chávez, que muere en huelga de hambre sin asistencia médica, fueron muertos a palos, machetazos, bayonetazos y tiros, durante la imposición del famoso plan de trabajo forzado.
En 1967 desmantelan el presidio de Isla Pinos y los presos son distribuidos en los múltiples centros de confinamiento de la Isla de Cuba.
Sor Aida Rosa Pérez, quien fuera monja de las Hermanitas de la Caridad, cardíaca, de 42 años de edad, se le mantuvo aislada durante meses (murió) bajo la tensión de una falsa promesa de libertad próxima.
Rafael Fernández Varela, asesinado a golpes en la Fortaleza de la Cabaña.
Rafael Domínguez Socorro, se suicida en la prisión de La Cabaña.
Francisco Balbuena Calzadilla, muere enloquecido a consecuencia de las torturas físicas a que fue sometido en los campos de concentración, las Gavetas de San Ramón, y Tres Maceos, en Oriente.
Eduardo Molina y Alfredo Carrión Obeso, mueren en el campo de concentración de Melena No. 2 sin asistencia médica.
Carmelo Cuadra, muere en huelga de hambre sin asistencia médica en La Cabaña, en La Habana.
René Amoedo Bueno, muere de un ataque de asma, sin asistencia médica, cuando era trasladado del campo de concentración de Melena No. 2 al Castillo del Príncipe en La Habana.
José Francisco Mira, invasor de Girón, muere en Melena No. 2 sin asistencia médica.
José Oriol Acosta-García, obrero azucarero, es asesinado de un balazo en la cabeza el 5 de agosto de 1971 en el Campo de Concentración de Mancas, Las Villas, conocido como el Campo de Seguridad No. 4. Los guardias dispararon sobre él por orden del director del penal, Abraham Claro Cruz.
Esteban Ramos Kessel e Ibrahim Torres Martínez, mueren “tapiados” en la cárcel de Boniato, habiéndoseles negado asistencia médica, el 4 y el 7 de febrero de 1972, respectivamente. Se descubren los cadáveres por el hedor.
Pedro Luis Boitel, líder estudiantil, muere en huelga de hambre, torturado y semi-paralítico, en el Castillo de El Príncipe, La Habana, el 25 de mayo de 1972.
Lázaro San Martín, es asesinado a tiros en la cárcel 5-1/2 en Pinar del Río en diciembre de 1972.
Enrique García Cuevas, muere en huelga de hambre, sin asistencia médica, en Calabozo No. 4 de la nueva Cárcel Provincial de Santa Clara el 24 de junio de 1973.
Diosdado Camejo, muere de anemia y desnutrición a principios de 1973 en la Cárcel de Morón.
Oscar Morales Pascual, muere enfermo, sin asistencia médica, en el Centro de Seguridad No. 4 de Manacas, Las Villas, en marzo de 1973.
Olegario Carlot Pileta, este joven negro muere en huelga de hambre, sin asistencia médica, en las famosas “Escaleras” de la Prisión de Boniato, en enero de 1973.
Marcelo Díaz, estaba preso en el campo de concentración de Manacas, fue trasladado al cuerpo represivo G-2 de Santa Clara. Días más tarde la familia fue avisada de que se había ahorcado en la celda. Esto ocurrió a principios de 1974.
Manuel Ruiz del Cristo, de 56 años, muere de cáncer en La Cabaña, en La Habana, sin asistencia médica, el lunes 14 de enero de 1974 a las 3:20 de la tarde.
Cuando esto sucedía nadie escuchaba, pero los gobiernos de América Latina y de EE.UU y la prensa extranjera, si lo sabían. Nada se publicaba, nada se decía, nada se denunciaba, haciéndose todos cómplices de los crímenes por guardarlos en silencio.
El Régimen Castro-Comunista siempre ha sido igual de cruel, asesino y abusador, y lo será mientras este en el Poder. La única forma de cambio para lograr una Cuba Libre es con la erradicación total del sistema, sus dirigentes y secuaces. Los cambios tiene que ser radicales, porque La Tiranía no va a ceder El Poder, ni con presiones pacifistas, ni políticas. Después de leer esta denuncia, y ver oír y leer en la actualidad las denuncias del maltrato a los cubanos “pacifistas, disidentes y opositores”, que envía desde Cuba la propia disidencia, todavía hay alguien, que de verdad crea que se pueda hacer en una transición pacífica, ordenada y de reconciliación nacional entre víctimas y verdugos, y por tanto sin justicia, todo lo cual implicaría la legalización de todos los asesinatos, robos y abusos cometido por El Régimen en contra del Pueblo de Cuba.
Abogar por una TRANSICION PACIFICA RECONCILIATORIA es una inmoralidad, que también se puede catalogar como complicidad, falta de dignidad, de patriotismo, y, de muy poca vergüenza.
Cuba clama Libertad y Justicia.
De la justicia no tienen nada que temer los pueblos, sino los que se resisten a ejercerla.– JOSE MARTI.
[6].- Caso 1805, en los Archivos de la Comisión.
Amabilidad del autor.
¡Muchas Gracias Tito!
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