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21 de febrero de 2007

Los que nos fuimos...



El exilio duele.


La familia lejana, los amigos perdidos, las raíces al borde del abismo...


Yo sí he regresado a Cuba y lo seguiré haciendo cada vez que pueda. Cuando tus seres queridos están del otro lado no siempre valen las cortinas políticas. Cada "come back" se constituye en un intento desesperado por recuperar los días perdidos, el crecer de tus sobrinos, las arrugas de tus viejos...


Desde aquí los ayudo a saborear la dignidad que se esfumó gracias a la "revolución". Toda Cuba vive gracias a los que nos fuimos algún día. Y personalmente intento desterrar aquello que alguien dijo:


"Los que se quedan se olvidan de los que nos fuimos. Y los que nos fuimos olvidamos a los que se quedan".

7 comentarios:

  1. Sí que duele el exilio!

    Duelen las palmas, el cielo, el mar, la ciudad, la noche, el amor, el desamor y hasta el camello.

    Yo también volví a Cuba en cuanto pude y regresaré aunque sea una semana en cuanto pueda permitírmelo.

    Ayudo a mi familia cuando puedo con lo que puedo.

    Y si algún día mi bella isla alcanza la democracia regresaré para vivir en ella, a criar los hijos que algún día tendré y a morir en paz, a la orilla de la playa, tomando el sol, tomando Cristal...

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  2. que puedo decir yo enfermo de malecón como soy. La habana es nuestra. no es de ningún poderoso norte ni de ningún sanguinario dictador, ni de ningún político de ningún bando. la habana no se merece el olvido. se ha ganado con sangre y derrumbes que la llevemos en el corazón y nuestra familia es la primera que se merece la cercanía y todas las atenciones posibles. me importa un bledo que me roben, que cojan de mi dinero, que me maltraten y todas las demás calamidades de ese sistema con tal de darle un abrazo a mi madre inocente de todo y sentarme a hablar mal de todo lo innombrable con los socios de mi barrio

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  3. Del otro lado del mar se me quedo la vida cuando parti
    mis dioses y el amor del otro lado del mar
    aqui no se quien soy, me entrego a nadie y a nada
    no se quien soy en este lado del mar
    donde todos buscan algo casi siempre lo mismo
    excepto yo
    que si acaso existo es porque se que volvere a abrazar y amar
    alli del otro lado del mar
    a mis dioses y al amor.

    al rodriguez

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  4. Cuba Press, tus palabras han coincidido con las de una compatriota que en el blog del cubano de la isla provocó una serie de opiniones, todas con buenas intenciones.
    Hoy, en www.cubanet.org mi amigo Jorge Olivera escribió Irse al paraíso, donde comienza diciendo: "Irse, fugarse, escurrirse. En esas coordenadas se mueve el pensamiento de millones de cubanos".
    Este año cumpliré cuatro años como refugiada política en Suiza y aún no considero que ha pasado suficiente tiempo como para hacer un balance, pero a priori puedo decir que jamás por mi mente pasó irme de Cuba y ahora que me fui, lo sobrellevo bastante bien.
    No porque éste sea un "exilio dorado" (aún no existe esa categoría en ningún país del mundo, sobre todo cuando te dicen que tienes derecho a un pasaporte para viajar a cualquier país del mundo, menos al tuyo hasta que la situación política cambie) ni porque no estoy sola (tengo conmigo a mi hija y una nieta, en La Habana quedó mi otro hijo y otra nieta, que no conozco), sino porque en cuanto llegué, el 26 de noviembre de 2003, me di cuenta que tenía que cambiar el chip y no podía estar sobrecargando mi espíritu con una mochila repleta de recuerdos y nostalgias.
    Vivo en presente, sin olvidar el pasado, recordando a toda la buena gente que dejé en mi país (entre ellos a mis padres en el cementerio de Colón) y sin dejar que el futuro me machaque.
    Para mi lo más duro de Suiza no era su clima ni sus cuatro idiomas oficiales, sino el hecho de ser una nación sin costas. Vivir sin el mar, sin el malecón, sin ciclones ni aguaceros tropicales (aquí llovizna, pero rara vez llueve y truena como en la isla) era algo a lo que creí no iba a poder acostumbrarme. Y me he ido acostumbrando.
    Ayer aproveché la tarde soleada para caminar con mi nieta por el Lago de los Cuatro Cantones, paseo compartido con decenas de turistas (Lucerna recibe tres millones de turistas al año, casi todos asiáticos), viejitos, mamás con sus bebés en coches, embarazadas, niños con patines y rollers, minusválidos en sus sillas de ruedas, amigos tomando café en los jardines de los hoteles, cisnes y patos que decidieron salir un rato del agua y caminar también entre los miles de transeúntes. Le dije a mi nieta: "Es como ir por el Paseo del Prado". Y ella me respondió: "Sí, pero más limpio y sin los leones".
    Cuesta mucho más adaptarse a un país si no te integras, si no tratas de aprender su idioma (en el caso de los no hispanos), historia, idiosincrasia, costumbres. Y sin dejar de ser cubano, porque lo cortés no quita lo valiente.
    Ya se sabe: de la patria nos vamos con ella para siempre grabada en el corazón. Y así con ella morimos, no importa cómo ni dónde. Dijo Ortega y Gasset: "Patria es lo que encontraré mañana al despertarme, nunca lo que dejo atrás cuando me duermo".
    Y más la quieres y valoras si eres capaz de verla desde otra perspectiva.
    Tampoco ayuda estar todo el tiempo compartiendo sólo entre cubanos: pierdes oportunidad de conocer a personas de otras nacionalidades que aunque tengan otro biotipo y hablen otra lengua, pueden ser tan interesantes o más que tus compatriotas.
    Abajo la depresión! Arriba la energía positiva! Viva la buena estrella!

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  5. Vaya, yo si no me voy

    Tú, que partiste de Cuba,
    responde tú,
    ¿dónde hallarás verde y verde,
    azul y azul,
    palma y palma bajo el cielo?
    Responde tú.

    Tú, que tu lengua olvidaste,
    responde tú,
    y en lengua extraña masticas
    el güel y el yu,
    ¿cómo vivir puedes mudo?
    Responde tú.

    Tú, que dejaste la tierra,
    responde tú,
    dónde tu padre reposa
    bajo una cruz,
    ¿dónde dejarás tus huesos?
    Responde tú.

    Ah desdichado, responde,
    responde tú,
    ¿dónde hallarás verde y verde,
    azul y azul,
    palma y palma bajo el cielo?
    Responde tú.

    Nicolas Guillen

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  6. Bys, con todo el respeto del mundo, me parece extemporaneo tu poema de Guillen.

    Para tu informacion, nuestra lengua no se olvida en Miami ni en ningun otro lugar, de desdichado no tengo absolutamente nada (todo lo contrario, desdichado era alla). Y mis huesos, que no te quepan dudas, van a reposar en Cuba.

    A los demas, gracias.

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