Por Tania Quintero
A la séptima tormenta tropical de 2008, devenida huracán, le pusieron GUSTAV, nombre de origen germánico, del antiguo Gustaf, y significa "báculo de los godos". En español es Gustavo; Gustau en catalán; Kustaa en finés; Gôsta en sueco; Gustave en francés; Gustav en inglés y Gustavus en latín. Su santoral, el 3 de agosto, venera a San Gustavo, paralítico de pies y manos, milagrosamente curado por San Martín.
Pero este GUSTAV de santo no tiene nada. A su paso por Cuba causó tantos o más estragos que el ciclón de 1926; 1932, como pueden ver en esta de Wikipedia, o el de 1944, que también se ensañó con Pinar del Río.
Afortunadamente no se produjeron pérdidas de vidas humanas, sí de animales. Hubo varios heridos y muchas, muchas viviendas, cosechas, caminos y almacenes destruidos. Leer aquí, aquí y aquí.
Y lo peor puede estar aún por venir: la temporada ciclónica termina el 30 de noviembre. Otra tormenta se aproxima a Cuba por el este, según el Centro Nacional de Huracanes.
Es la octava tormenta tropical y tiene nombre de mujer, Hanna, del hebreo Hannah, que en yiddish significa "compasión". Es también el nombre de un pueblo agrícola de Canadá y de una cantante española, intérprete del clip Como la vida, tema de la actual Vuelta Ciclística a España:
Ojalá Hanna, y la próxima tormenta, todavía lejos, pero ya bautizada con el nombre Nine (porque es la novena) se compadezcan de todos nuestros pueblos del Caribe y se comporten como esta pareja, que no le cogió miedo a GUSTAV y por las calles salió a pasear su amor.
Fotos: AP, EFE y AFP
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