AIDA FALCÓN Presidenta de la asociación cultural La Gacela, que organiza el II Reencuentro Iberoamericano en MieresMieres del Camino, Carmen M. BASTEIRO Aida Falcón es cubana, pero lleva 15 años viviendo en España. Se describe a sí misma como «perteneciente, al mismo tiempo, a tres grupos desfavorecidos; negra, inmigrante y mujer». Por eso, se juntó con sus amigas y se convirtió, dos años atrás, en la presidenta de la asociación La Gacela, que hasta el sábado organiza el II Reencuentro Iberoamericano en Mieres. -¿Cuál es el máximo objetivo de la asociación que preside? -Queremos reencontrar a Asturias con Hispanoamérica mediante la muestra de nuestra cultura. También pretendemos romper los prejuicios a los que nos enfrentamos cada día, como que robamos puestos de trabajo. Cuando vivía en Cuba tenía una imagen muy distinta de la relación de Asturias con los países de Sudamérica. El edificio civil más importante en mi patria es el Centro Asturiano, pensamos que somos como hermanos, pero cuando llegamos aquí encontramos un recibimiento muy distinto al que esperábamos. -Habla de prejuicios que encuentra en la calle. Usted ha vivido en otras comunidades autónomas antes de mudarse a Oviedo. Desde su punto de vista, ¿Asturias es racista? -Asturias es pequeño y tiene pocos inmigrantes. No guarda racismo, pero sí guarda falta de costumbre. Cuando llegué aquí, yo era una de las pocas personas de color, a parte de los senegaleses que vendían en los mercados. Cuando iba por la calle los niños, los padres y los abuelos se me quedaban mirando. Era una situación muy embarazosa que, poco a poco, va cambiando. Entre todos debemos de hacer de Asturias un lugar multicultural. Soy una optimista empedernida, veo que el camino a seguir es difícil, pero no imposible. -Desde el punto de vista individual, como inmigrante, ¿ha sido difícil? -Nunca he tenido grandes problemas, pero sí pequeños incidentes. Hay algunos hombres que cuando ven por la calle a una mujer negra piensan, inmediatamente, que es una prostituta. A mí me ha pasado varias veces y aún no comprendo ese razonamiento machista. De otra forma, nunca he encontrado grandes obstáculos sociales. A la hora de encontrar un trabajo, tengo los mismos problemas que los asturianos, no hay empleo ni para unos ni para otros. Nadie me ha rechazado laboralmente por mi color de piel ni por mi lugar de nacimiento. -Ayer comenzó el II Reencuentro Iberoamericano en Mieres, ¿cuál es el plato fuerte del programa? -El día de hoy y el de mañana son los que recogen lo más importante. Sin lugar a dudas, la charla de mañana (por hoy) con Liebner sobre la globalización y el debate del viernes (por mañana) sobre el papel de la mujer sacarán muchos temas a relucir, que siempre se dejan en el tintero. El sábado entregaremos el premio a los niños que han participado en el concurso infantil de dibujo. Estamos muy contentas pudiendo celebrar esta actividad porque recogemos en estos días un resumen de las actividades que hacemos a lo largo del año. -Éste es el segundo año que Mieres acoge estas jornadas sobre la realidad iberoamericana, ¿esta actividad es un acercamiento cultural o social? -En la realidad, como en las jornadas, no se puede separar lo social de lo cultural. Por ejemplo, se dice que los cubanos nos pasamos el día bailando. Sin embargo, pocos saben que para nosotros los bailes son una forma más de expresión, podemos mostrar muchas cosas con la danza. Lo social va íntimamente unido a la manera de desarrollar una cultura. -Han pasado quince años desde que dejó Cuba y, sin embargo, aún habla de su tierra con nostalgia, ¿qué recuerdo es el que más visualiza? -Recuerdo especialmente el color del mar y la luz del día. Esos contrastes de tonalidades que podías encontrar en la playa de la isla. Estos recuerdos son cosas que aquí no tengo y he aprendido a valorar con el paso del tiempo fuera de mi patria.
Publicado en La Nueva España.
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