Por Liu Santiesteban
Este domingo Juan Manuel Santos fue reelegido presidente de Colombia hasta 2018. Todos los amantes de la democracia en Latinoamérica, todos los activistas de Derechos Humanos, todos los luchadores por la libertad hemos perdido Colombia. Y hemos perdido, sobre todo, la posibilidad de un punto de giro en la política de la región.
Santos está aliado a La Habana castrista y con su triunfo pone en las peores manos posibles el narcotráfico internacional, que sumado al poder petrolero de Venezuela, también aliada, y acaso esclava de La Habana, hacen de esta una situación de verdadera emergencia.
Hemos sufrido una terrible derrota, tanto cubanos, como venezolanos y ahora también los colombianos libres; pero no es el momento de rendirse. Es el momento de levantar la cabeza y reorganizarnos.
Es el momento de replantearnos la estrategia de lucha que hemos estado utilizando. Es un momento de reflexión pero también de acción. El marketing castrista nos ha ganado otra batalla, pero esta guerra continua hasta lograr la libertad de nuestros países. No desfallezcan.
No podemos contar con las organizaciones internacionales, manipuladas por los Castro. No podemos contar con la administración de Obama que demuestra cada día una total y despreciable blandenguería con las dictaduras y las neodictaduras de América.
Tenemos que parar de gritar en solitario. Tenemos que asumir roles democráticos y asumir en la práctica la concentración en el único objetivo que nos llevará a una Victoria: La destrucción de los Castro en Cuba.
Sé que con un bombardeo a las bases militares cubanas, el castrismo quedaría destruído en horas; pero tenemos que dejar de soñar con aviones de colores que nunca llegarán.
En Cuba urge romper el círculo vicioso del abuso y encarcelamiento de la oposición. Los opositores en Cuba tienen que empezar a hacer política en las calles. Mas vale un discurso de dos minutos y una retirada honrosa que una protesta de horas terminada en golpiza y detención. Urge también imitar los métodos de aquellas organizaciones que están teniendo éxito en Oriente, despertando a la población no opositora; y de dejar a un lado la retórica de 'quién la tiene mas grande' porque esa es la actitud de los dictadores y no la de los hombres que viven la democracia.
Urge en Cuba un gobierno de oposición. Un gobierno de la República Pacífica de Cuba. No para que un solo hombre se siente en la Asamblea Nacional en contrapartida a los Castro; sino para que un gobierno, en democracia paralela a la dictadura, no permita que eso ocurra jamás.
Urge una ley electoral. Urgen una elecciones libres y democráticas al margen del Partido Comunista de Cuba. Solo así los cubanos que queremos un cambio tedremos una representación en Cuba. Y solo así la oposición cubana empezará a andar el anhelado camino de la libertad y el respeto a los valores democráticos.
En Venezuela, urge que los estudiantes y la oposición se unan en una pergrinación a Miraflores y que acampen allí hasta la renuncia incondicional de Nicolás Maduro.
Dios lo permita. Dios nos de fuerza. Dios nos de Luz. Dios nos ampare y nos favorezca. Dios Bendiga a Cuba, Venezuela y Colombia. Dios Bendiga a América Latina.
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