Imagen del día

Imagen del día

TOP 10 más vistos esta semana

Mostrando entradas con la etiqueta Joan Antoni Guerrero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Joan Antoni Guerrero. Mostrar todas las entradas

23 de julio de 2011

Las remesas como parche. Por Joan Antoni Guerrero Vall

La cuestión de las remesas a Cuba se han convertido en el principal tema de discusión y controversia durante la última semana. Un post de Yoani Sánchez en su blog, así como las diversas réplicas recibidas desde varios sectores, han puesto esta cuestión en el centro de un acalorado debate.

El de las remesas es un problema que, como tantos otros, fue traído a Cuba por el castrismo. Esto es así si tenemos en cuenta que los cubanos, antes de necesitar un cordón umbilical procedente del extranjero para garanitzarse un mínimo de vida digna, habían vivido en un país que era emisor de remesas salvadoras que viajaban antiguamente hacia una España desahuciada.

Esto lo demuestra claramente la historia de la emigración española en el siglo XX. Durante la primera mitad del pasado siglo, la economía española se benefició de las remesas que enviaban los emigrados y las cuales llegaban, en su gran mayoría, de la isla de Cuba. Pero con los Castro, la cosa cambió. A estas alturas es ya innecesario repetir en qué.

En la España de entonces, como en la Cuba de hoy, las remesas de los ciudadanos que se encontraban en el exterior supusieron un importante desahogo para las economías familiares. Los auxilios de parientes en el exterior representan un alivio importante en donde las condiciones de vida se convierten en una pesadilla cotidiana.

En este contexto, en el caso cubano, la cuestión de las remesas y los viajes a la Isla se han convertido en un dilema que causa una enorme división. Si a un lado de la balanza unos consideran las remesas algo que traerá consigo desahogo y autonomía para los cubanos, al otro hay muchos que consideran que el importante volumen que llega a Cuba a través de las remesas son transferencias directas a las arcas de un régimen represor.

Sería interesante conocer si estas dos posturas son irreconciliables. Probablemente en un lado y en el otro hay razones de peso para que todos tengan algo de razón. El punto medio, como diría el filósofo Aristóteles, podría ser la clave para enfriar el conflicto. Aunque mejor sería que no tuviéramos que optar por un punto medio. Lo mejor sería que el problema desapareciera. Y para eso es necesario que desaparezca el régimen y sus normas del juego.

Las transacciones económicas entre cubanos dentro y fuera de la Isla deberían estar bien categorizadas para saber bien el destino de cada importe o material llegado a Cuba, considerando la honradez del uso de esa remesa en su país de destino como principal criterio de clasificación. En este punto parece claro que en Cuba las remesas no pueden tener otro destino que el consumo con lo que ganan aquellos que advierten de que ese gasto genera una riqueza para el régimen y no para la mayoría del pueblo.

En la mayoría de países la actividad económica organizada de sus ciudadanos es suficiente para generar la riqueza que, con los mecanismos de recaudación del Estado, permite financiar prestaciones sociales, bienestar y protección para la mayoría de personas. En Cuba la actividad económica por cuenta propia es escasa y precaria, los negocios están en manos del Estado, los más florecientes bajo control de militares, y así están las cosas. Que no funcionan.

En la Isla existen límites absolutos al enriquecimiento personal, más si estos se producen al margen de la élite gobernante que es la que decide a quién dejar enriquecer y a quién no. En las sociedades capitalistas un empresario de éxito, que genera riqueza para él y su comunidad con su actividad económica, es aplaudido.

En Cuba, el que tenga un negocio floreciente (siempre bajo tutela del Estado y con la espada de Damocles de las arbitrariedades pendiendo sobre su cabeza) es muy fácilmente considerado casi un delincuente. Que un restaurador en el capitalismo necesite veinte mesas en lugar de diez en su restaurante es una buena noticia. En la particular economía del castrismo, que en un paladar el propietario necesite más de doce sillas para asumir la demanda que se le desborda se convierte en un problema legal y, ¡atención!, que vaya con cuidado el exitoso restaurador que puede acabar entre rejas.

Así pues el problema de Cuba, más que las remesas, está en necesidad de que se despenalice la vida y toda aquella inquietud que lleva al ser humano a prosperar y a obtener ganancias lícitas con su actividad económica. Hasta que no suceda esto, las remesas seguirán siendo lo que son, el parche que se aplica a una herida que continuará supurando. El problema siguen siendo las normas del juego y quien las dicta.


Joan Antoni Guerrero Vall, Martí Noticias, 21 de julio de 2011


Nota.- Según el economista cubano Elías Amor, el último Estudio Económico de CEPAL publicado el pasado 13 de julio, informa que las remesas en Cuba ya alcanzan los 2.000 millones de dólares y son responsable directa del aumento del consumo en la Isla, un 4% en lo que va de año. O sea, un estímulo y motor del crecimiento económico. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Gracias a Tania Quintero

Nota: Las negritas son mías.

22 de mayo de 2011

¿Qué piensa un español de la spanish revolution?

Me es un tanto difícil acabar de posicionarme respecto a lo que supone la #spanishrevolution. Hay cosas que me gustan y otras que no tanto. Para empezar diré que lo que me gusta mucho es que sea un movimiento generado desde la red y que nos muestra el poder que las herramientas digitales están dando a las personas. Por eso he pensado siempre que las redes son un instrumento fantástico para el perfeccionamiento de la democracia, la participación, la reflexión, la discusión y el debate.

Esta capacidad de respuesta que tienen las redes ante un hecho de actualidad y la articulación de un movimiento ciudadano frente a algún abuso de la autoridad competente hace, a mi modo de ver, que exista menos impunidad en la esfera pública de poder. Cuanto menos control exista sobre los circuitos de difusión de la información, menos posibilidad tendrán los que detentan este poder la capacidad de tapar sus fallas. Con lo cual pienso que es algo bueno y saludable para una gestión responsable de los asuntos públicos.

Con el movimiento del #15M han explotado alegremente los derechos de libertad de expresión, de reunión y de manifestación, ampliamente respetados además por las autoridades que de forma sabia han accedido a que la protesta siga y todo ello a pesar de que la Junta Electoral haya considerado que no podían celebrarse más concentraciones por una posible influencia en las elecciones de este domingo en España.

Joan A. Guerrero en su Blog Punt de Vista.

14 de mayo de 2011

"En un sector amplio de la disidencia, democracia es criticar a los hermanos Castro, no a ellos" Iván García, periodista independiente residente en La Habana. (entrevista)

Liú Santiesteban: Iván, vienes de una familia de trascendencia en la política y el periodismo, desde Blas Roca Calderío hasta Tania Quintero. ¿Cuándo te decides a dar el salto al periodismo independiente?
      Iván García:-Liú, lo del periodismo me viene de cerca. No me es ajeno. El castigo de mi abuela Carmen -de niño fui tremendamente intranquilo- era que mi madre Tania Quintero, entonces reportera de la revista Bohemia, cargara conmigo en sus viajes de trabajo a las provincias. Fue así que nació mi pasión por el oficio de informar. Conocí en la redacción de Bohemia a grandes plumas de la sección deportiva como Enrique Capetillo y Jorge Alfonso. También a un señor muy viejo y con unas gafas horribles que por oficina tenía un pequeño cuarto con olor a naftalina. El anciano tenía la amabilidad de saciar mi curiosidad y charlar tendido conmigo, se llamaba José Zacarías Tallet. Años después supe que era una de las vacas sagradas de la poesía cubana.
     -En lo particular, aparte del deporte, por la única profesión que siento vocación es por el periodismo. Pero nunca pertenecí a la juventud comunista y desde los años 80, la revolución de Fidel Castro me parecía un auténtico fracaso. Por lo tanto, ni soñar con estudiar periodismo. Para tipos como yo, políticamente descarriados, quedaban dos caminos: laborar de plomero, sepulturero, o ser otro negro más que va a prisión por robo con violencia, asalto a un turista o proxeneta.
     -Preferí levantar la voz. Eso tuvo su costo. En 1991 estuve dos semanas detenido en Villa Marista y el placaje de los oficiales de la seguridad, detenciones sin motivos y constante hostilidad hacia mi persona, me empujó a iniciarme en el periodismo independiente. No tenía currículum. Sólo deseos de hacer algo que me gustara.
     -Trabajé un par de meses como asistente de dirección en el ICRT y al vuelo aprendí algo de periodismo televisivo. De la prensa plana tenía el influjo de mi madre y personalmente, una inclinación morbosa por el periodismo de Estados Unidos. El estilo y forma sobria de contar historias de los periodistas estadounidenses me cautivaba. También las crónicas de color de los brasileños y, cómo no, los buenos reportajes y excelente uso del idioma que leía en periódicos atrasados de España.
     -Una mañana de diciembre de 1995, con un frío del carajo y unas ganas tremendas de tomarme una taza de chocolate caliente, llegué a casa del poeta Raúl Rivero, director de la recién fundada Cuba Press, agencia de prensa independiente y en la cual ya mi madre colaboraba.  Le dije que deseaba escribir sobre deportes y temas sociales. Me miró de arriba abajo fumando despacio un cigarrillo mientras de forma acompasada se balanceaba en un viejo sillón y tomaba café de un vaso.
     -Para mis adentros pensaba: "El gordo me va dar el bate" (decir que no). Por respuesta me dijo: "Escribe algo, luego veremos". Los dos primeros trabajos que escribí fueron sobre el saltador de longitud Iván Pedroso y el trabajo por cuenta propia. Hace poco, en una vieja libreta a rayas que daba por perdida los releí y te juro que me dieron ganas de llorar, de lo malos que me parecieron. Pero aquella mañana, Rivero los aceptó. Luego, entre los soliloquios de Raúl sobre periodismo en el balcón de su casa, en la barriada habanera de la Victoria, los consejos de mi madre y mis deseos de comerme el mundo, fui puliendo el estilo. Ya para finales de febrero de 1996, Cubanet y El Nuevo Herald publicaban algunas crónicas mías.
     -A Bernardo Marqués, ex periodista de la revista Bohemia, actualmente en Miami, le debo mucho, por sus buenos consejos, cuando por teléfono le leía mis crónicas, para que las colgara en la web. También a Rolando Cartaya, de Radio Martí. En cuanto a estilo y análisis periodístico debo reconocer la influencia de Carlos Alberto Montaner, cuyos libros manoseaba hasta despedazarlos. Al igual que Gabriel García Márquez o Vargas Llosa. Ahora mismo, soy fan de la forma en que redactan Luis Cino, Laritza Diversent, Zoé Valdés, Raúl Rivero, Jorge Olivera, Miriam Celaya y Tania Quintero. También me gusta el desenfado de blogueros progubernamentales como Elaine Díaz, Sandra Álvarez y Paquito el de Cuba.
     -De mi parentesco por vía materna con Blas Roca, me quedo con lo bien que se comía en casa de mi tía Dulce, su esposa y hermana de mi abuela Carmen, la buena residencia que tenían en el Nuevo Vedado, las entradas para los palcos en el Latino que Blas siempre nos enviaba (mi abuela y yo éramos fanáticos de la pelota) y lo chévere que es Yuri Valle Roca, el nieto mayor de Blas.
LS.: ¿En qué medios escribes actualmente y desde cuándo?
    IG -Desde el 28 de enero de 2009 tengo un blog, Desde La Habana y, a partir del 9 de octubre de ese año colaboro con el diario digital español El Mundo América. También desde este año escribo para Diario de Cuba y algunas crónicas se reproducen en varios blogs, entre ellos Todo el Mundo Habla y Punt de Vista, de Joan Antoni Guerrero, por lo que aprovecho para darle las gracias a los dos.

LS.: Tu blog Desde La Habana estuvo alojado en la plataforma Voces cubanas que dirige la bloguera Yoani Sánchez. ¿Cuándo y por qué dejó de ser así?
   IG.:  -Ni yo mismo sé con claridad por qué Yoani me echó del portal de Voces. Nunca ella me ha dado una explicación. Reinaldo Escobar, a quien considero un amigo, tuvo la gentileza de ofrecérmela. Aunque no me convenció. Todo empezó, al parecer, por artículos polémicos contra la disidencia que mi madre escribió en mi blog.
     -Es un viejo vicio que tenemos los cubanos, no importa la filiación política, si tú me criticas no eres mi amigo. Por falta de tiempo y lo costoso que es acceder a internet desde Cuba, no leía lo que mi madre escribía. Ni falta que hacía. Doy por sentado que ella y cualquiera que escriba en mi blog, puede verter la opinión que desee. Excepto alentar el terrorismo y el fascismo, la discriminación racial y de género, la violencia y la pornografía, la xenofobia y la intolerancia, todo vale.
     -He sabido que en el entorno cercano a Yoani hay gente que me tiene un odio africano. Te juro que desconozco los motivos. No tienen las agallas de decírmelo en una charla cara a cara. Van al cotilleo y las descalificaciones. Quiera Dios que el día  que Cuba viva en democracia y los archivos de la Seguridad del Estado sean públicos, sus nombres no aparezcan en ellos como colaboradores de la policía política.
     -Liú, en un sector amplio de la disidencia, democracia es criticar a los hermanos Castro, no a ellos. Cuando se les critica su pálido desempeño, responden con descréditos, intrigas y chanchullos. A mí eso me toca los cojones. Si no le tengo miedo a los servicios especiales, poco me importan las campañitas mediocres y cobardes de algunos, sean blogueros o disidentes.

LS.: En Cuba la libertad de expresión es un delito tipificado como propaganda enemiga. ¿Qué consecuencias te ha traído escribir en contra de la corriente oficial del gobierno de los Castro?
    IG.: -No muchas. Excepto varias “charlas amistosas” y una que otra citación a destiempo, en los 15 años que llevo haciendo periodismo, no me he sentido acosado. Antes de hacer periodismo me molestaban con frecuencia y, a la primera de cambio, me detenían todo un fin de semana en un calabozo  policial. Tengo que agradecerles a esos oficiales de la seguridad que intentaron meterme miedo con sus acosos programados cuando era un negro más, anónimo y sin voz.
     -Pero huí hacia delante, y me dije, si me quieren hostigar ahora van tener una buena razón. La mejor defensa en Cuba contra la persecución e impunidad de los servicios secretos, es alzar públicamente la voz. El que calla, otorga.

LS.: Se conoce que hay varios grupos de oposición política dentro de Cuba. ¿Cuáles, a tu juicio, tienen un proyecto alternativo sólido y cuáles hacen una labor para captar adeptos en la sociedad cubana en la isla?
   
 IG.: -La disidencia cubana para mí es un chasco. Hay excepciones y proyectos loables. Pero a grandes rasgos, la oposición no constituye un referente válido. Su discurso es más para el exterior que para los cubanos de adentro. Salvo excepciones, la disidencia se ha corrompido y acomodado.      -El tiempo no sólo le está pasando factura al añejo gobierno de los Castro. También ya muchos disidentes son un coro afónico y desunido que con voz de falsete intentan dar cuerda en una misma dirección. Tienen un discurso gastado y poco novedoso. Muchos actúan y se comportan como si fuesen jeques árabes. Marcan su territorio al igual que las fieras.
     -Luego vienen los proyectos descabellados, pasar la gorra por Europa y Estados Unidos y dar entrevistas y declaraciones a la prensa extranjera. No hacen una labor proselitista ni siquiera con el vecino de al lado de su casa. Pueden y deben cambiar si de veras desean influir en el futuro de Cuba y que, en mi opinión, está al doblar de la esquina. De lo contrario serán cadáveres políticos. Si ya muchos no los son.
     -Tengo fe que en la isla surjan opositores de nuevo tipo. Si no, estamos jodidos. Con una autocracia que hace rato cuadró los papeles y está transfiriendo el poder a los empresarios de verde olivo, a la vuelta de diez años Cuba puede ser como Rusia, pero con una oposición que ni pinta ni da color.

LS.:  Ante las reformas que actualmente emprende el gobierno del General Raúl Castro y el recién celebrado VI Congreeso del PCC, ¿cuál es el ambiente que se percibe en la calle? ¿La gente está esperanzada o decepcionada?

      IG.: -Liú, la gente está para lo que se cae del camión. Las jineteras están a la orden del día y la noche en La Habana. Devaluadas y jineteando por pesos. Ya son tantas que asustan. Un alto por ciento de los que trabajan, aspiran a robar todo lo que puedan. Lo otro ya se conoce. Simular, bailar reguetón, templar y tomar ron. Dar un palo (tener éxito) en esta Habana del siglo 21, es ligar un ‘yuma’ (extranjero) y largarse cuanto antes y mientras más lejos, mejor.      -Ahora, con las nuevas iniciativas del trabajo por cuenta propia y el poco rigor de los inspectores estatales florecen cafetines y puestos de discos piratas, también quincallas de pacotilla traída de Venezuela o Ecuador. Muchos están desilusionados con la mala gestión del gobierno, pero cuando miran para otro lado ven un vacío.
     -Por el control oficial de la información, la gente desconoce  los proyectos de la oposición. Y por la propaganda que hacen los medios de Castro, algunos cubanos de a pie tienen la sensación de que los disidentes son un atajo de sinvergüenzas. Si a esto le sumas la pérdida notable de valores, el odio terrible que se va acumulando en la sociedad, la violencia doméstica y diaria en las calles, sobre todo la verbal (se habla gritando, parece que ladran), lo que nos viene encima podría ser la peor versión de un capitalismo salvaje de Estado.
     -Quisiera ser optimista. Pero el cuadro que veo pinta feo. Y yo sí estoy en la calle. Camino por la ciudad y hablo con la gente, todos los días.

LS.: ¿Cómo ves el futuro de Cuba? ¿Crees que el pueblo está deseando que los cubanos exiliados vuelvan para emprender la construcción de la democracia y una economía de mercado?
     IG.: -Cuanto quisiera decirte que todos los cubanos desean un cambio democrático profundo y real. Pero temo decepcionarte. Una franja ancha de compatriotas no conocen siquiera de qué va la Constitución de la República. El analfabetismo jurídico es atroz. Por eso la policía y los órganos judiciales hacen zafra.
     -Qué decir de la democracia. Para muchos, una buena democracia es tomar leche de vaca, tener dos cenas al días, los fines de semanas jugar dominó tomando cerveza y de vez en cuando comer pan con bistec de res, como aquellos que vendían en los timbiriches habaneros antes de que Fidel Castro lanzara una 'ofensiva revolucionaria' y nacionalizara todos los pequeños negocios privados.
     -Democracia para ellos también es poder comprar un auto y una casa, genial. Que haya prostíbulos sin interferencia policial y jugar a la bolita abiertamente, perfecto. Si algunas o todas de esas posibilidades se las satisface el Estado, les da igual quien esté en el trono. Pero, ojo, hay intelectuales jóvenes, que están lejos de ser opositores abiertos al régimen, con ideas interesantes. Si no se marchan del país, se sobreponen a la mediocridad a su alrededor y la frustración no les desgasta, pudieran ser una opción de futuro
     -Ojalá que los compatriotas de la diáspora pudieran invertir en la isla y trasmitir ese mensaje de libertad y democracia aprendido en sociedades modernas. Pero yo, sinceramente, no veo a miles de exiliados tomando el avión de vuelta a La Habana. Habría que estar loco o amar demasiado a su patria para volver a cargar cubos de aguas y dormir con un ventilador con 34 grados a la sombra. Si hay muchos de esos locos y patriotas en el exilio, bienvenidos sean. Cuba es y siempre será su casa.
                                 **********************************
Iván García Nació en la ciudad de La Habana, el 15 de agosto de 1965. Hijo de la periodista Tania Quintero Antúnez y del abogado, ya fallecido, Rafael García Himely. Después de pasar el servicio militar, no concluyó la enseñanza preuniversitaria, dedicándose a los más variados oficios, desde ayudante en una imprenta y aprendiz de plomería, hasta asistente de programas en la Redacción de Programas Especiales de la Televisión Cubana. En 1995 logró su sueño de incorporarse a una profesión que no le era ajena, el periodismo. Ese año fue admitido en Cuba Press, agencia de periodismo independiente fundada por el poeta y escritor Raúl Rivero. Su gran afición por los deportes le permitió crear la sección Minideportivas de Cuba Press, única en el incipiente periodismo independiente cubano. A su formación autodidacta contribuyeron los talleres de prensa impartidos por Raúl Rivero, y lecturas como El Libro de Estilo de El País; manuales de la agencia EFE; publicaciones del Programa Latinoamericano de Periodismo de la Universidad Internacional de la Florida y la revista Newsweek en Español, entre otros.
Cuatro años antes de comenzar a escribir como periodista independiente, en marzo de 1991, estuvo dos semanas detenido en Villa Marista, cuartel general del Departamento de Seguridad del Estado, acusado de "propaganda enemiga".
No fue enjuiciado, pero a partir de ese año, por cualquier motivo era detenido, la última vez, el 22 de octubre de 2008, según relatara en Estado de sitio.
Ha sido colaborador de Encuentro en la Red, la Revista Hispano Cubano y la web de la Sociedad Interamericana de Prensa. Fue miembro de la Sociedad de Periodismo Manuel Márquez Sterling, creada en 2001 y dirigida por Ricardo González Alfonso, condenado a 20 años de prisión en abril de 2003. 
A partir de febrero de 2009 empezó a escribir en su propio blog Desde La Habana. Y desde octubre de 2009 es colaborador del periódico El Mundo/América, donde además de publicar crónicas sobre la situación cubana, comparte el blog 90 Millas. 

19 de marzo de 2011

Ensayando la democracia

Joan Antoni Guerrero para Radio Martí.
Por eso muchos cubanos que participan en protestas públicas y experimentan esa liberación se quedan con un buen sabor de boca y con ganas de continuar haciéndolo. “El cubano normalmente tiene mucho miedo porque son muchos años de dictadura recia, dura, que ha hecho dividirse a las familias y, a la vez, el régimen ha demostrado que a la hora de reprimir no le importa nada, le da igual si son mujeres o niños, responde expulsando a los opositores o calumniándolos. Por eso es difícil dar la cara contra una dictadura de ese signo”.
A pesar de todo, Jacomino reitera que “cuando la gente prueba la libertad, ni que sea un poquito, y se dan cuenta de que ese es el camino, que esos es lo bueno y que eso debería compartirlo con los demás, entonces siempre hay cubanos valientes donde porque, como decía José Martí, Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres, y hay muchos cubanos así”.

Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...