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10 de febrero de 2007

La guerra de las Piedras

un fin de semana aburrido, o al menos eso pensaba sentado en el corredor de la casa, la escuela en reparación, el cine en remodelación, no había corriente en el circuito del parque de diversiones, nada que aquello prometía ser en extremo pasivo y aburrido por defecto. Ya había releído al menos 10 veces la isla misteriosa y no me animaba a seguirle los pasos de nuevo al ingeniero Smith y al capitán Nemo en sus correrías por aquella isla situada en un no se sabe donde. Uff……que tedio! Cuando parecía que definitivamente me iba a dormir una piedra disparada por las manos de uno de la pandilla del Croqueta vino a dar justamente a mis pies, el desafío, novelescamente empedrado estaba pactado. En un ratico en la loma! Gritó el Croqueta, gordo pesadísimo que se dedicaba junto a la banda de sus aduladores a molestar a los chamas decentes mataperros del barrio, el apodo venia de ahí, era grasoso y pesado como las croquetas de la difunta cafetería y como buen gordo al fin, mas grande y fuerte que los demás de su edad entonces abusaba y jodia sin parar a todo el que cayera en su mirilla, en la escuela ya habíamos sacado chispas mas de una vez y afortunadamente para mi siempre nos separaban a tiempo de que el gordo me hinchara un ojo.
Que remedio, a la pedrada había que responder si no, al otro día media secundaria se enteraba de la afrenta sin respuesta y el cartelito de pendejo no me lo quitaba nadie. Cruce la calle y saque de la cama a mis amigos, no me iba a joder solo, para qué son los amigos sino para sacarte de tus enredos. Al primero que desperté con un palo por la ventana fue al flaco Cabilla, no tengo que describirles como era para que lo sepan inmediatamente, con ese apodo mas flaco y huesudo no podía ser, pero el hombre conocía la loma mejor que nadie, a fuerza de andar escapado siempre de la escuela y de sus padres borrachos, en los potreros se sentía mejor, allá entre los guayabales y el marabú solo los chivos podían verlo llorar. Cabilla estaba roncando cuando le di con el palo y a fuerza de golpes logre despertarlo, “coño que es sábado” me dijo gruñendo, dale dale, levántate que hay bronca en la loma, vamosssssssssss!!!!. Palazo de nuevo y Cabilla sale como una bala por la puerta de su cuarto directo a la pila del patio, con el pelo mojado y en chancletas dio refunfuñando su aprobación para buscar al otro socio, su antagónico por naturaleza pero a la vez su mejor amigo, el Ñato, 2 casas mas abajo y sin ventanas ni palos, a esta hora ya debía estar despierto probando uno de sus raros inventos en el taller del patio, si es que se le podía llamar así a aquella casucha llena de trastos y tubos de ensayos que se llevaba sigilosamente del laboratorio de Química en plenas practicas. El Ñato era un “científico” con una curiosidad innata por saberlo todo y preguntarlo todo, cada ves que en medio de una conversación me soltaba tres por que seguidos me daba ganas de mandarlo bien lejos a el y a su narizona, érase un muchacho pegado a una nariz se aplicaría perfectamente al caso, de ñato nada, ironías de la vida o jodederas de muchachos.
Un par de gritos y ya asoma el Ñato su nariz por el muro, “ahora no puedo salir” dice susurrando, ayer mi mama me castigo porque le prendí candela al gallinero probando un cacharro ahí. Na, tu no nos vas a dejar embarcados, le dije muy pesadísimamente, tenemos que partirle la cabeza a Croqueta de una vez a ver si nos deja un tiempito tranquilos, dale vamos que hace falta tu puntería con los seborucos. La sola mención del gordo hp ese lo puso en alerta y el tipo salto el muro, tenían cuentas pendientes de la primaria cuando el Croqueta le robaba la merienda a cada rato hasta que el Cabilla y yo nos dimos cuenta y paramos la gracia. El Ñato siempre fue muy retraído y creo que las mataperrearías con nosotros lo habían sacado un poco del dominio y la disciplina férrea de sus padres, 2 militares en activo que nunca tenían mucho tiempo para el pero lo llevaban a paso de conga.
Listo el equipo partimos para la loma, que realmente no era una loma sino varias que empezaban justo detrás de los últimos patios de la cuadra alternándose con potreros y algunas cañadas secas que en tiempo de lluvias se convertían en el amazonas para nosotros que estábamos lejos del mar o de algún río decente donde nadar y tirarnos arena. El Cabilla sabia mas o menos donde se metía el Croqueta y su pandilla ya que según nos confesaba a cada rato los espiaba desde alguna mata de mangos cuidándose de que no lo vieran porque si no de seguro llegaba en cueros a la casa y colorao por la mano de golpes, pero hoy éramos tres, bueno, tres contra cinco, pero con mucha rabia de nuestro lado. Sigilosamente nos acercamos por entre el marabuzal a la mata de guásimas donde técnicamente estaba la base de la otra pandilla, sin conseguir verlos, seguro andan para el guayabal, soltó Cabilla como un tiro y corriendo salimos a uno de los trillos abandonando toda medida de precaución, nos lanzamos en una carrera hacia las matas de guayaba que se veían en las alturas de la loma puesto que desde allí se dominaba todo en entorno y era tremenda posición para caernos a seborucazos. Craso error, una emboscada nos esperaba unos metros mas adelante y con tan mala suerte que el Ñato ni los olio, una lluvia de terrones empezó a caernos encima y creo que ahí fue donde apretamos el paso mientras los salaos de la otra pandilla se desgañitaban de la risa en los matorrales sin perseguirnos. Corran gallinas!! Se oía al Croqueta gritar mientras los demás se reían. Que humillación! Cuando paramos unos 300 metros mas adelante en el monte la rabia y la sorpresa no nos dejaba sentir el dolor de los golpes y los arañazos del marabú en la corrida. El Ñato, clásico militar empezó a meter una trova para levantarnos los ánimos pero esos estaban bien enterrados en la tierra pardusca del potrero y solo admitían una victoria aunque fuera pirrica para salir a la superficie.
Ya se! Que tal si los esperamos en la talanquera que da a la calle Jesús Maria, seguro salen por allí, y podemos meterle un fuego a piedras desde la cañadita que hay mas arriba, no se enterarían de donde vino la candela, y nos daría tiempo de desaparecernos!, las ideas del Ñato siempre eran las mejores, una pequeña corrección le dije, que tal si en lugar de tirarles terrones le metemos con las chinas pelonas que están en la cañada, de seguro se la van a sentir mas y así nos vengamos de la carrerita. Los dos me miraron y asintieron, la rabia se los estaba comiendo por dentro también y raudos partimos hacia la talanquera.
En 10 minutos de carrera llegamos y estudiamos la posición, todo estaba bien excepto que si alguien pasaba por la calle podía salir herido de la batalla que a todas luces se entablaría. Subimos a la cañada y agrupamos varias pilitas de chinas pelonas, esas piedras redondeadas serian muy fáciles de dirigir a su objetivo, la cabeza de Croqueta y sus secuaces. Nos echamos al suelo y allí esperamos calladamente, yo pensando en las películas rusas de guerra que a cada rato daban por el televisor y de las cuales había salido seguro la idea de esta emboscada ya que al Ñato los padres lo obligaban a dispararse esos petardos. El Cabilla respiraba echado en el suelo y vigilando desde allí el trillo que salía de la loma, seguro la otra pandilla vendría despreocupada y contenta de su victoria y con un saco de mangos o guayabas para venderlos el lunes en la escuela. Por la calle no pasaba nadie y el silencio de la mañana nos mordía los talones impaciente, me dieron tremendas ganas de orinar, siempre me pasa eso cuando estoy esperando algo, respire profundo y me aguante, la venganza primero. En eso oímos un ruido de risas que venia por el trillo, en efecto, la pandilla del Croqueta venia muy alegre disputándose las pedradas que nos habían dado sin imaginarse siquiera lo que los estaba esperando. A mi señal, les dije a mis amigos y lentamente apreté entre mis manos un par de piedras. Espera! alerto el Cabilla, viene otra gente, por la calle, ahí viene tu abuela Ñato!, calma, esperemos, sacamos la nariz por encima del borde de la cañada y observamos. La abuelita del Ñato venia por la calle desde la tienda cargada con un par de jabas que se veía pesaban mucho. Irremediablemente teníamos que elegir, una vez mas se nos escaparía el gordo, o esperábamos para entrarle a pedradas y la anciana seguía hasta la casa cargada, o salíamos, descubríamos nuestra posición e intenciones, el gordo se escapaba pero le llevábamos los paquetes a la buena señora que tantas veces nos regalaba una cremita de leche riquísima. Los tres nos miramos y evidentemente la opción estaba tomada, ya tendríamos tiempo para el Croqueta y su pandilla de jenízaros, soltamos las piedras y empezamos a salir, y ohhh sorpresa! De esas que te da a cada rato la vida y de las cuales las lecciones son mas dolorosas que las pedradas, la pandilla del gordo se nos había adelantado y ya estaba en la calle ayudando a la abuelita del Ñato, ni se enteraron de nuestra presencia y la ayudaron con todo hasta la casa, esa cremita ese día la perdimos, pero ya de mayores a cada rato recordamos aquella aventura y el remordimiento de haber perdido el tiempo pensando que era mejor todavía nos molesta y no nos acordamos para nada de la derrota.

5 comentarios:

  1. menos mal que no me estan mirando y puedo llorar en paz

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  2. no me lleves recio que es la primera vez que me animo a escribir una narracion....no se ni como definirla jejejejeje.

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  3. Muy buena tu historia Corsario!

    Me ha hecho recordar mi infancia que aunque nunca le caí a pedradas a nadie pero hice muchas trastadas con un piquete de amigos. Ibamos a una loma a buscar duendes y gnomos y jugábamos a las pistas y a los espías, en fin una época preciosa que entristece porque ya no volverá.

    Un beso, más suerte y más magia para el Yoyin para que levante ese ánimo.

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  4. Corsario, me has hecho recordar el único pasaje violento de mi infancia. Mi escuela era muy linda. Por supuesto había sido un convento antes del suceso ya consabido. Mariana Grajales, como sino se llamaría. El caso es que este maravilloso predio tenía una glorieta con varios niveles al final del patio (o lo que quedaba de ella, que la hacía aun más misteriosa) Un día llegó a la escuela una negrita que venía de un barrio que era la traya y tenía tremenda guapería y yo era una blanquita fina y de mi casa que estaba lista para entrar a la lenin, primer expediente de mi grupo y todo, pero igual era echaita pa' lante y lider entre mis compañeros. Esta negrita (Belkis, nunca se me olvida)detectó rapidamente los posibles oponentes y por supuesto que no se demoró nada en quererme meter el pie. Yo al principoio me hice la loca porque nunca me había fajado y hasta ahora con la muela había logrado salirme de unas cuantas, pero acá la compañera no entendía ni comprendía y me abrió tremendo fuego, coreado por los Eh! Eh! de mis compañeros. No se de donde me salió la valentía pero sin ni siquiera planificarlo le dije a Belkis, "Te espero a las 4:30 en la glorieta". Las horas que me separaron de ese momento pasarón por mi piel segundo a segundo. Que susto tenía, pero ahi ya estaba aprendiendo que pa' tras ni pa' coger impulso (Me ha servido la lección).
    Llegaron las 4:30, el timbre sonó más largo y alto que nunca y salí con mi grupito hacia la glorieta, arrastrando mis pies como si arrastrara toda la impulsividad de mi caractacter (cosa que hasta hoy sigo cargando para bien y para mal). Alli estaba Belkis, con las mangas arremangadas de la blusa del uniforme y la salla bien cortica con pliegues, yo andaba usando correctamente mi uniforme escolar. Es obvio que me ganó, recuerdo muy especialmente cuando me cogio por el moño largo que hacía graciosamente mi pelo y me dio vueltas como en el electrónico hasta que me soltó contra una columna, yo creo que alcancé a darle una galleta, capaz que haya sido hasta sin manos. No me tiré en el suelo porque no quería que se me vieran los blummers. El portero de mi escuela llego gritando a separarnos y se formó el salvese quien pueda. Nosotros escalamos la salida de la Calle Saco y nos perdimos en la multitud. Yo con los pelos parados un poco arañada y temblando de pies a cabeza pero con "la satisfacción del deber cumplido".
    Belkis no se hizo mi amiga como en las películas, pero si aprendió a respetarme. Yo por lo pronto decidí desarrollar mis tecnicas preventivas y capacidad de convencimiento para evitar llegar de nuevo a las manos. No soy buena pa' fajarme porque no me gusta que me den, pero menos me gusta dar!!!
    Gracias por llevarnos en este el mas maravilloso viaje!!!

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  5. Ay Yoyi que te pasa viejo? Alguien va tener que darte dos de azucar y tres de cafe!!! pa' levantar ese ánimo. Yo no estoy muy arriba de la bola que digamos, pero como decía el niño de naricita, "Yo me animo, yo me animo!!" Te mando un pocote de alegría pa' lla, ojala te llegue!!!!! En el blog deje un arcoiris en Marazul, date un chapuzón y como dice mi mamá "Arriba Corazones!!!!!

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