Como he dicho en uno de los post recientes, la dictadura necesita el culpable sobre quien volcar la molestia e ira de los cubanos cuando como resultado de su ineptitud precipita acontecimientos indeseables y prejudiciales para esos cubanos de a pie.
Ahora, no es la causa real del aumento de los precios en los agromercados el alza del precio del combustible, sino, son aquellos quienes han dado y dan vida a estos lugares, los privados, la iniciativa privada. La realidad, que cada día los cubanos ven a pesar de la desinformación del gobierno, es que los porteadores privados, quienes mueven los productos de la agricultura, se ven obligados, ante los altísimos precios del combustible, a elevar los precios, para mantener un margen de ganancia aceptable, invertir y mantener el suministro para bien de todos.
La dictadura, les ha querido presentar como culpables, y para aterrorizar, ha comenzado una razzia contra todo aquel que circule llevando jabas, maletines o cualquiera destinado a tales propósitos de llevar y traer, incluídos el transporte automotor. Se detiene y confisca de todo, con la certeza además, por experiencia, de que ira a parar a las manos de quienes reprimen; no duran mucho en los cuartos de decomiso, en las estaciones de policia, todo lo robado al cubano sencillo y simple que ha encontrado una vía de completar los paúperos ingresos de misería en el país, vendiendo y comprando, serviciando, llenando las inumeras necesidades grandes o pequeñas de los cubanos y que un gobierno inepto y contraproducente en su desempeño ha provocado.
Los verdaderos beneficiados, aquellos que poseen transporte del estado, y reciben combustible para estos transporte, mayormente los de la clase dirigente, eternos aduladores, pues el resto, se ve sometido a controles y la cantidad recibida apenas alcanza para transitar y cumplir medianamente el trabajo. Estos dirigentes, se benefician con la venta del combustible de la tarjeta, al recibir cantidades de combustible suficientes y excedentes, la venden con pingües ganancias. No es extraño ni inusual ver incluso, oficiales de los organismo militares en estos menesteres, la ganancia amerita el riesgo, pues pueden recibir 100, 200 y 300 cuc por la venta.
De manera, que el descaro de la dictadura, la falta de dignidad y respeto por el prójimo, nuevamente se pone de manifiesto en esta alza; realizada además, en el intermedio de la desgracia provocada por dos huracanes.
Las pocas leyes, que la dictadura manipula a su antojo para la protección de los ciudadanos, se ve mermada en su conocimiento por esos ciudadanos; inermes ante el poder de quien es juez y parte, de quien ha medrado y reprimido el derecho a reclamar y recibir justicia. Muchos cubanos desconocen el hecho amparado por esas leyes de que para registrar cualesquiera propiedades de privados es necesaria una orden de registro, los pocos que conociéndola no se acogen a ella, lo hacen para evitar acompañar a la autoridad que requiere hasta donde pueda cumplir el requisito, propiciando a su vez, la desfachatez con que se trata al ciudadano corriente y común.
Pero de todas las indignidades, la mayor es la de encarcelar en las mazmorras, a aquellos que han levantado su voz y reclamado sus derechos, a aquellos que pacíficamente no han querido someterse a los designios de un dictador y una dictadura, sino, que haciendo gala de lo mas elevado y digno en el ser humano, han requerido y exigido el respeto y la consecuencia con esos derechos universalmente aceptados.
Cuando hace pocos años Oswaldo Paya, lider de una organización opositora, cumplimento el acápite de la constitución para promover cambios, el diuctador se apresuró a ignorar y cambiar la ley y la constitución para mantenerse como le viene en gana; aterrorizando con veladas amenzas, promulgó a su antojo la vergonzosa acción.
No se ateniene ni aviene ni tan siquiera por verguenza, a las palabras de José Martí, escritas en el encabezado de la constitución, sobre el derecho de todo ser humano a la dignidad; mientras presume de lo que carece, conculca la dignidad con actos como los aquí descrito, y que son, botón de muestra de multitud de indignidades, grandes y pequeñas, horribles en su esencia y consecución.
El morinauseabundo, continua la verborreíca de las reflexiones, con tonterías aun perjudiciales para él, como aquella que devela la realidad de la guerra civíl en Angola, en la que los cubanos llevaron las de poner cuerpo y armas, mientras las rivalidades del tribalismo en un país atrasado, mantenían al resto preocupados en sobrevivir.
Pero, para fortuna de todos, se vislumbra la libertad, se siente al cubano deseoso de ella, quiere apresurarla, verla llegar como se esperan las buenas nuevas, el hecho que reconforta y hace feliz; la dictadura agoniza y con ella, quedaran detrás estás tristes anécdotas y peor aun, para quienes las sufrimos a diario.
Ahora, no es la causa real del aumento de los precios en los agromercados el alza del precio del combustible, sino, son aquellos quienes han dado y dan vida a estos lugares, los privados, la iniciativa privada. La realidad, que cada día los cubanos ven a pesar de la desinformación del gobierno, es que los porteadores privados, quienes mueven los productos de la agricultura, se ven obligados, ante los altísimos precios del combustible, a elevar los precios, para mantener un margen de ganancia aceptable, invertir y mantener el suministro para bien de todos.
La dictadura, les ha querido presentar como culpables, y para aterrorizar, ha comenzado una razzia contra todo aquel que circule llevando jabas, maletines o cualquiera destinado a tales propósitos de llevar y traer, incluídos el transporte automotor. Se detiene y confisca de todo, con la certeza además, por experiencia, de que ira a parar a las manos de quienes reprimen; no duran mucho en los cuartos de decomiso, en las estaciones de policia, todo lo robado al cubano sencillo y simple que ha encontrado una vía de completar los paúperos ingresos de misería en el país, vendiendo y comprando, serviciando, llenando las inumeras necesidades grandes o pequeñas de los cubanos y que un gobierno inepto y contraproducente en su desempeño ha provocado.
Los verdaderos beneficiados, aquellos que poseen transporte del estado, y reciben combustible para estos transporte, mayormente los de la clase dirigente, eternos aduladores, pues el resto, se ve sometido a controles y la cantidad recibida apenas alcanza para transitar y cumplir medianamente el trabajo. Estos dirigentes, se benefician con la venta del combustible de la tarjeta, al recibir cantidades de combustible suficientes y excedentes, la venden con pingües ganancias. No es extraño ni inusual ver incluso, oficiales de los organismo militares en estos menesteres, la ganancia amerita el riesgo, pues pueden recibir 100, 200 y 300 cuc por la venta.
De manera, que el descaro de la dictadura, la falta de dignidad y respeto por el prójimo, nuevamente se pone de manifiesto en esta alza; realizada además, en el intermedio de la desgracia provocada por dos huracanes.
Las pocas leyes, que la dictadura manipula a su antojo para la protección de los ciudadanos, se ve mermada en su conocimiento por esos ciudadanos; inermes ante el poder de quien es juez y parte, de quien ha medrado y reprimido el derecho a reclamar y recibir justicia. Muchos cubanos desconocen el hecho amparado por esas leyes de que para registrar cualesquiera propiedades de privados es necesaria una orden de registro, los pocos que conociéndola no se acogen a ella, lo hacen para evitar acompañar a la autoridad que requiere hasta donde pueda cumplir el requisito, propiciando a su vez, la desfachatez con que se trata al ciudadano corriente y común.
Pero de todas las indignidades, la mayor es la de encarcelar en las mazmorras, a aquellos que han levantado su voz y reclamado sus derechos, a aquellos que pacíficamente no han querido someterse a los designios de un dictador y una dictadura, sino, que haciendo gala de lo mas elevado y digno en el ser humano, han requerido y exigido el respeto y la consecuencia con esos derechos universalmente aceptados.
Cuando hace pocos años Oswaldo Paya, lider de una organización opositora, cumplimento el acápite de la constitución para promover cambios, el diuctador se apresuró a ignorar y cambiar la ley y la constitución para mantenerse como le viene en gana; aterrorizando con veladas amenzas, promulgó a su antojo la vergonzosa acción.
No se ateniene ni aviene ni tan siquiera por verguenza, a las palabras de José Martí, escritas en el encabezado de la constitución, sobre el derecho de todo ser humano a la dignidad; mientras presume de lo que carece, conculca la dignidad con actos como los aquí descrito, y que son, botón de muestra de multitud de indignidades, grandes y pequeñas, horribles en su esencia y consecución.
El morinauseabundo, continua la verborreíca de las reflexiones, con tonterías aun perjudiciales para él, como aquella que devela la realidad de la guerra civíl en Angola, en la que los cubanos llevaron las de poner cuerpo y armas, mientras las rivalidades del tribalismo en un país atrasado, mantenían al resto preocupados en sobrevivir.
Pero, para fortuna de todos, se vislumbra la libertad, se siente al cubano deseoso de ella, quiere apresurarla, verla llegar como se esperan las buenas nuevas, el hecho que reconforta y hace feliz; la dictadura agoniza y con ella, quedaran detrás estás tristes anécdotas y peor aun, para quienes las sufrimos a diario.
que descaro, abrir la bolsa de las personas.
ResponderEliminarAca es proibido.